Soldado, capitán y enseña: la importancia de un símbolo

La perspectiva de ingresar una considerable cantidad de dinero suele hacer que las mentes de nosotros, el común de los aficionados, vuelen a través de los parajes del mítico «PC Fútbol» y se pierdan en oníricas fantasías acerca de equipos de lujo que se construirían a precio de saldo gracias a la inyección de liquidez recién llegada. En la agobiante situación de un Valencia necesitado de efectivo y que no logra dar salida a sus descartes esto suele ser muy común. Y, con Roberto Soldado «Tottenhameando» con la Premier, los nombres de Osvaldo, Chicharito, Postiga, Jesé o Fred han saltado a la palestra para suplir el posible hueco que dejaría el ariete valenciano.

30 millones son mucho dinero, 26 y cuatro en variables (que era la oferta ayer antes de la ruptura de negociaciones) también, sobre todo por esa necesidad de ingresar 14 cuanto antes y la falta de ofertas por Rami o Alves…pero a veces los números no lo son todo, y revisten importancia cuestiones tales como los símbolos. Como dijo mi profesora de Análisis Político: «Por vanos que puedan ser, por mucho que sean mera apariencia, los símbolos son importantes».

Es por eso que, aún teniendo mayoría absoluta o sabiendo que una ley va a salir sí o sí, es bueno discutirla en el Parlamento (esas «maquinarias lentas y pesadas», como las define el profesor Vallès), y por la misma razón los regímenes que están tomando derivas totalitarias, o de concentración de poder en un grupo o persona, no suelen terminar con las enseñas del antiguo régimen hasta haberse visto firmemente asentados. Permítase una referencia a la ciencia-ficción (porque en la Historia hay muchos ejemplos, de Roma a Castilla) al citar al Emperador Palpatine, que mantuvo el Senado durante 19 años, aunque solo fuera por guardar las apariencias.

Y es por eso que Soldado es importante. Porque pese a sus escarceos con otro equipo, pese a sus agentes y a que se ha echado en falta una respuesta tajante como un «no me quiero mover del Valencia», es el emblema del equipo, el «jugador franquicia», que dirían los estadounidenses, y su cara visible a lo largo y ancho del mundo. Cuando uno le pregunta a aficionados medios de otros equipos dirán pocos nombres de los que conforman nuestra plantilla, pero el primero que les viene a la mente es el ariete valenciano. Y lo mismo ocurre con niños o aquellos a los que el fútbol les interesa menos: saben que Soldado juega en la selección española y también en el Valencia.

Los ídolos van y vienen, e igual que Kempes, Mendieta o Villa (cito a varios emblemas sin ánimo comparativo en cuanto a cualidades) a buen seguro surgirán otros nuevos, quizás con el dinero de ese traspaso o procedentes de la cantera, pero conseguir mantener al «Gudari» supondría dar un puñetazo en la mesa y decirle al mundo que el Valencia puede retener a sus figuras. Es por ello que, pese a que me encanta Osvaldo (y su típica celebración «metralletesca» al anotar), considero que mantener al capitán sería bueno para todos. Que se gane a Mestalla de nuevo con goles, y que la etapa Djukic no empiece ensombrecida con una situación incómoda, sea de quien sea la culpa.

 

Tirso Virgós (@Thaliontil)

Ir arriba