intervención e introducción de Jordi Gual, Presidente de CaixaBank, a la conferencia inaugural “Situación y perspectivas de la economía española”, a cargo del Ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos.

Jordi Gual: “La incapacidad para reducir el endeudamiento a nivel internacional es un factor de riesgo global y es preocupante que no figure como una prioridad en la agenda política y económica”

La Confederación Española de Directivos y Ejecutivos, CEDE, fundada en 1997, y presidida por Isidro Fainé, tiene como objetivo principal agrupar a distintas asociaciones de directivos con el fin de dotarlas de una representación en consonancia con la relevante función que desempeñan en el ámbito socioeconómico, así como estimular sus actividades y coordinar acciones en beneficio de las entidades confederadas y de todos sus socios individuales. Actualmente, la CEDE (www.directivoscede.com) representa a más de 150.000 directivos pertenecientes a las más de 40 asociaciones de diversos sectores y ámbitos territoriales que forman parte de la Confederación.

En este decimosexto congreso, celebrado en Alicante, la Jornada de Directivos CEDE 2017 reúne a cerca de 1.600 directivos procedentes de toda España, bajo el lema “Oportunidades y Riesgos del Directivo en la Sociedad Digital”. En este marco, los ejes principales del congreso versarán sobre la innovación, la tecnología, las sociedades conectadas, los nuevos clientes y cómo la empresa debe adaptarse a ellos, así como la situación económica global y su impacto en nuestro país, sin olvidar la ética y los valores que deben prevalecer en esta era del cambio.

 MENSAJES FUERZA EN LAS PALABRAS DE JORDI GUAL

Estas han sido las ideas básicas de la intervención e introducción de Jordi Gual, Presidente de CaixaBank, a la conferencia inaugural “Situación y perspectivas de la economía española”, a cargo del Ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos.

  • Desde una perspectiva estrictamente económica, los últimos tres años han sido claramente positivos. En los tres últimos ejercicios consecutivos, de 2015 a 2017, la economía española habrá registrado tasas de crecimiento superiores al 3%. Fruto de esa buena evolución se han podido crear cerca de dos millones de empleos desde que empezó la recuperación.
  • Los retos que tendrá que afrontar la economía mundial siguen siendo muy exigentes y existen varios focos de riesgo a nivel global: como los de carácter geopolítico, la involución proteccionista o los desequilibrios que exhiben economías emergentes importantes, aunque destaca el impacto que puede tener el cambio en las condiciones financieras internacionales.
  • El proceso de normalización monetaria, iniciado en Estados Unidos, y que alcanzará a la eurozona en los próximos años, representa un cambio fundamental para cualquier empresa o actor económico. Durante muchos años, las políticas monetarias ultraexpansivas han permitido amortiguar el impacto negativo de la Gran Recesión de 2008-2009, pero también han contribuido a alimentar, en algunos países, aumentos de deuda probablemente poco sostenibles.
  • Las continuadas llamadas de alerta de algunos organismos internacionales, como el Banco Internacional de Pagos (BIS), sobre los niveles históricamente elevados que está alcanzando la deuda global deberían ser tomadas seriamente en consideración. La incapacidad para reducir de forma apreciable el endeudamiento es un factor de riesgo global y, en este contexto, es preocupante que no figure como una prioridad en la agenda económica y política. Como la historia nos recuerda, un nivel elevado de deuda acaba lastrando el crecimiento económico y, también, siembra las semillas de la inestabilidad financiera. Aunque se espera que el proceso de normalización monetaria sea paulatino, no deja ser una incógnita cómo pueden interactuar condiciones financieras más rigurosas con niveles de deuda elevados en determinados países.
  • La zona euro también se enfrenta a un reto importantísimo en los próximos años. Como es bien sabido, la Unión Económica y Monetaria (UEM) es aún a fecha de hoy un edificio institucional incompleto. Si la Gran Recesión se prolongó en el continente europeo durante más tiempo que en los EEUU, e incluso conllevó el famoso double dip tras la crisis de la deuda soberana, en gran medida fue debido a que los europeos adoptamos la moneda única sin complementarla con una arquitectura institucional suficientemente robusta.
  • A lo largo de los años de crisis, se han implementado un conjunto de iniciativas que refuerzan la UEM, pero qué duda cabe que el papel central lo ha jugado el BCE mediante un arsenal de políticas que han garantizado la continuidad de la zona euro. Pero esta política extraordinaria no puede durar siempre y es urgente avanzar en la construcción de una unión monetaria más completa.
  • En el ámbito de la unión bancaria, disponemos ya de un mecanismo único de supervisión (liderado por el BCE) y de un mecanismo único de resolución. Ambos pilares requieren aún algunos ajustes pero, ciertamente, están ya muy desarrollados. Falta, sin embargo, el tercer gran pilar de la unión bancaria: el sistema europeo de seguro de depósitos, una pieza legislativa crucial para que exista un terreno de juego más equilibrado entre todos los bancos de la zona euro y para minimizar el vínculo entre riesgo soberano y riesgo bancario.
  • La última propuesta de la Comisión Europea no contempla un horizonte de plena mutualización de riesgos. Se fijaría una fase de reaseguro entre un fondo de garantía nacional y el europeo y, posteriormente, una fase de coaseguro, pero los sistemas nacionales continuarían jugando un rol preeminente.
  • La negociación es compleja porque al hablar de un mecanismo de compartición de riesgos, estamos hablando de pasos –ni que sean tímidos- en la dirección de una unión fiscal. La solución política que se diseñe debe ser coherente con los objetivos que plantea la Unión Bancaria y, sobre todo, combinar sabiamente solidaridad y responsabilidad.
  • A medida que la zona euro vaya adentrándose en el terreno de la unión fiscal, será inevitable comenzar a introducir elementos de una mayor unión política para reforzar la legitimidad de unas instituciones que suponen una cesión importante de soberanía y que tienen el potencial de elevar el proyecto europeo a un nuevo nivel.
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