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Abstenciones técnicas y sensibilidad territorial

¿Se han fijado en cómo retuercen nuestros políticos el lenguaje? Hasta límites insospechados, oigan. ¿Recuerdan los ‘sí críticos’ de David Fernández, el anterior portavoz de la CUP en el Parlament de Catalunya que ahora asesora a Arnaldo Otegui, cuando quería votar que sí a las políticas de Artur Mas sin que se notase demasiado? La política nacional, que no difiere tanto de la catalana, también tiene sus propios académicos, y es que nuestros diputados y diputadas son capaces de crear todo un argot para decir lo que quieren decir pero sin decirlo. Que parezca una cosa, para hacer otra, luego matizarla y más tarde desdecirse.

En estos días está de moda eso de la ‘abstención técnica’, que es lo que, se supone, hará Ciudadanos a la hora del debate de investidura al que se someta Rajoy. Hay que remarcar lo de que se supone, pues Rivera cambia últimamente más de parecer que kilómetros tiene el baúl de la Piquer. ‘Abstención técnica’, como si hubiese clases de abstenciones. Como si una abstención fuese diferente en función de si es crítica, técnica o festiva, por poner un adjetivo. Endulzar la realidad parece que es la pretensión de Rivera y los suyos.

Pero no solo los naranjas, los socialistas también nos hablaron de ‘desaceleración de la economía’ antes de la llegada de la crisis económica en toda su crudeza. Y no crean que aquí acaba la cosa. En el PP también se apuntan a eso de retorcer el lenguaje, o más que retorcerlo, a introducir nuevos términos y conceptos, como por ejemplo el de la ‘sensibilidad territorial’. Eso es lo que aseguró el portavoz popular Rafael Hernando que aportaba el PNV, ‘sensibilidad territorial’ a la política española. Paños calientes, medias tintas y conceptos nuevos y vacíos para decir, más o menos, lo de siempre.

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