Ayer tuvo lugar la ronda de contactos del presidente del Consell, bautizados como “los Pactos de la Generalitat”, con objeto de estudiar la posición de salida de cada de cada grupo parlamentario y tratar de conseguir una postura única de todo el legislativo valenciano sobre la infrafinanciación. Coincidieron en la mañana del lunes Puig y Bonig en pedir estas conversaciones -en el caso del PP lo avanzaba Eva Ortiz en el Bon dia valencians de NewsFM– aunque esta vez, la paternidad de la convocatoria no ha sido motivo de disputa entre populares y socialdemócratas. Así, Puig fue recibiendo a todos los portavoces y afortunadamente -aun con matices- todos están de acuerdo en que el gobierno del Estado debe modificar el actual modelo de financiación. Y es que el actual sistema firmado en 2009 por Rodríguez Zapatero y Francisco Camps (aunque los recuerdan el primer nombre, suelen olvidar el segundo) está impidiendo cubrir los servicios que debe prestar la Generalitat a todos y además favorece el crecimiento nuestro nivel de endeudamiento.
Los matices de cada formación son previsibles: Podemos se ciñe a lo firmado en el “Acord del Botànic”, Compromís insiste en acudir a los tribunales (como anunció la consellera de Justicia) en caso de negativa por parte del ejecutivo de Madrid y Ciudadanos apuesta por suprimir los actuales sistemas de financiación navarro y vasco apostando por un “café para todos” casi predemocrático.
Pero lo que sorprende es la aseveración de la presidenta del PPCV respecto a que “los grandes partidos” -en alusión a PP y PSOE- son quienes deben encabezar esta iniciativa. Da la impresión que los populares siguen llevando pendiente esta asignatura después del examen de las últimas autonómicas. El pueblo valenciano no ha votado en esta clave. Se ha manifestado claro y ninguno de los dos “grandes partidos” podría gobernar en solitario. Los valencianos se han hartado de ese bipartidismo que respondía más a lo que marcaba Génova o Ferraz que a los intereses de este Pueblo, y ahí están los lamentables episodios en los que diputados o senadores de estos dos partidos han votado aduciendo la sufrida excusa de la disciplina de voto aunque ese voto pudiera perjudicar a este Pueblo. Los valencianos ya no quieren optar por blanco o negro, quieren matices y que haya diálogo. Diálogo como oposición al bipartidismo. Un bipartidismo que fomenta la eterna excusa de la “herencia recibida” del otro. Un bipartidismo resquebrajado por la aparición o consolidación de formaciones por la izquierda o por la derecha de PSOE y PP. Un bipartidismo agotado y por el que a pesar del cambio de escenario político algunos quieren seguir apostando. Ellos sabrán, en breve, en las generales de final de año, se podrán presentar a la reválida y que los votantes marquen la nota.