Cayetano torea en redondo a 'Jumito', toro de Juan Pedro Domecq en la última de Fallas 2016.

Cayetano y ‘Jumito’, un oasis en la resaca fallera

Fue un domingo de resaca fallera en todo sus esplendor. Por barrios, Valenica dormía, por fin, a la hora de la siesta, justo cuando hay que acicalarse para ir a los toros. Esplendor, porque la tauromaquia demostró ahí su tirón y fuerza, y ya sin monumentos en las calles y con un cartel de tintes mediáticos, la plaza se llenó hasta el reloj. La libertad, su ejercicio y la cultura en reunión en el círculo mágico que todo lo une. Tiene su mérito, sobre todo cuando en Mestalla también jugaba el Valencia CF. Para que luego digan. Lo que pasa es que la tarde, sino llega a ser el oasis que supuso el encuentro de Cayetano con ‘Jumito’, fue una puñalada tan previsible como cientos de veces repetida.

El oasis de Cayetano y ‘Jumito’ llegó, se celebró y se coreó como la misma revolución. Alegría para los sentidos, cada vez más necesitados. Qué bueno. Cayetano hizo derroche de raza, esa que le corre por las venas y fue Rivera y Ordóñez. Por momentos se nos antojó ver salir de la cara de toro al mismo Paquirri y otras parecía que el que se iba para allá era el rondeño Antonio Ordóñez.

El encuentro entre Cayetano y ‘Jumito’, de Juan Pedro Domecq, se precipitó hasta a la misma puerta de chiqueros. El Fandi y Manzanares habían tenido la desfachatez de alargar trasteos imposibles ante toros enfermos y anovillados. Encogido el primero de Fandila y quebrantado el de Manzanares, hasta el punto de echarse. Cayetano, ante el misterio y con la necesidad de cambiarle el ritmo a la tarde, se fue a porta gayola a recibir al tercero. ‘Jumito’ apareció con ansias, tantas que se tropezó nada más salir el ruedo. Cayetano aguantó, recupéro la vertical y la larga se abrió con limpieza por el costado izquierdo.

Había vida y alegría. Aunque el tal ‘Jumito’ de Juan Pedro Domecq no podía esconder que hace menos de un mes había soplado las velas de su cuarto cumpleaños. Un tranco y una alegría diferente, y en Cayetano esa disposición de quien no viene a pasar el rato. Ahí queda el trago frente a toriles y las chichuelinas vistosas en el centro del platillo. Se abría de aquella manera a los vuelos el juampedro.

Medido en varas y bien bregado por Joselito Rus, ‘Jumito’ llega con pies al último tercio. Brinda Cayetano y se echa de rodillas. Ahí ya le liga en redondo una tanda breve, muy sujeto y rematado con uno de pecho. Distancia y ese galope entregado y alegre. Cayetano logra el milagro y la primera serie en redondo consigue reducir de forma palpable la embestida, el toreo trasciende y se ralentiza. Cayetano y las 11.000 almas saborean y comparten el toreo. Se encaja por ahí en otra serie. El natural lo vuela y también lo liga. Con firmeza. Paquirri en la retina, Ordoñez en el alma. El misterio del toreo, de la bravura y la genética. Prontitud y alegría. La faena tiene intensidad. Tal vez se quedó algo en el tintero y el toro llega entero a la suerte suprema. Ayudadado por abajo para cerrarlo. Y una estocada de Cayetano con la faena en ebullución. Dos orejas contra pronóstico y sorprendentes, pero merecidas

Es capaz Cayetano. No viene a echar el rato y esas cosas; pero sus limitaciones y carencias técnicas quedaron en evidencia en el sexto, un colorado rebrincado, pegajoso y exigente toro de Juan Pedro con el que no estuvo a gusto. No se impuso. Para entonces ya tenía la puerta grande abierta, pero esa mano con ‘Jarcio’ no la ganó.

Sin exceso de profundidad, el cuarto no es mal toro. Un colorado de nombre ‘Atrevido’ con el que El Fandi no pasó de la voluntad con capa y banderillas y la vulgaridad muletera, con el toro repitiéndole hasta el aburrimiento.

Ni Fandi ni Manazanares estuvieron certeros con sus, casi siempre, infalibles espadas. José Marí sucumbió ante un lote a menos, de muy escaso fondo. Con el quinto salió arreado por verónicas y dejó una media de rodillas en los medios, pero la faena, con pasajes de toreo muy lento, de fue diluyendo ante la escasa raza del animal.

Un oasis, el encuentro de ‘Jumito’ con Cayetano, fue la excusa positiva para cerrar unas Fallas 2016 en las que la excelente respuesta de público no encontró su contrapartida en la emoción íntegra del toro bravo –el gran ausente– y en la que el cambio, comandado por Roca Rey, pidió paso y el activismo taurino de base dio un grito a favor del respeto a la tauromaquia, que ya ha empezado a calar en la sociedad.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de València, 20 de marzo de 2016. Duodécima de la Feria de Fallas. Toros de Juan Pedro Domecq, bajos de trapío, anovillados, sin poder ni fondo, salvo el tercero con fondo bravo. El Fandi (silencio tras aviso y palmas), José María Manzanares (silencio y palmas) y Cayetano (dos orejas y silencio) Lleno (unas 11.000 personas).

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