El 70% de las empresas no invirtió en flotas en 2012

De esta forma, el estudio -realizado entre más de 4.800 gestores de flotas de pymes y grandes empresas para determinar las tendencias actuales y futuras del vehículo de empresa- muestra cómo esta cautela presupuestaria en una partida con gran peso sobre las cuentas de resultados permitirá disminuir en 2013 la presión sobre los costes, hasta situarla en el 9%.

La decisión de congelar la flota, que partió directamente de la alta dirección en casi el 80% de los casos, respondió principalmente a los reajustes financieros que las empresas vienen acometiendo en estos últimos años para responder a la fuerte caída de la demanda interna.

De esta forma, para la mitad de las empresas, el estancamiento de la flota es atribuible al recorte de presupuestos, mientras que para más de la cuarta parte (26%) el motivo está en las restricciones al crédito. Los ajustes salariales también llevaron al 7% de las compañías españolas a prescindir del coche como incentivo al empleado durante el pasado año.

Cuadro 1. Razones que impiden el crecimiento de la flota

Motivos

%

Recortes presupuestarios

49%

Dificultades de acceso a la financiación

26%

Reducciones salariales

7%

Fuente: Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO)

En este contexto, las compañías no pronostican un incremento de la talla de la flota (+6%) hasta aproximadamente 2015, supeditándolo a factores como el alza del precio del carburante, que se lleva actualmente el 30% de los gastos totales. Tanta importancia tiene esta partida que cuatro de cada diez empresas llegaría a prescindir de parte de sus coches si continua la escalada de precios.

Más apoyo público

Lo cierto es que, con independencia de las razones del retroceso de la inversión, las matriculaciones en el canal de empresa cayeron un 19% en 2012; porcentaje que no sorprende a las compañías, para quienes el vehículo corporativo es el «el eterno olvidado» de las políticas orientadas al automóvil.

Para las empresas, bastaría con incentivar la compra de un mínimo de modelos de bajo consumo (30%), para impulsar el parque corporativo, contribuyendo además a cumplir uno de los objetivos que tanto preocupa a la Dirección General de Tráfico, que es conseguir un parque más moderno y seguro.
 
Según el director del Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO), Alejandro Madrigal, «la DGT se ha marcado el objetivo de que la mitad del parque tenga siete años o menos en 2016, una difícil tarea si no se cuenta con el coche de empresa. La duración media de los contratos en el caso del renting es de cuatro años, una edad perfecta para el cambio, y el nivel de emisiones medio de la flota se sitúa en poco más de 125 gramos de CO2 por kilómetro. El vehículo de empresa debe ser parte activa de estas políticas.»

La puesta en marcha de un plan de ayudas a empresas para la compra de nuevos o usados de hasta cinco años (24%) o el aumento de los beneficios fiscales (15%) para los usuarios de estos vehículos también se encuentran entre las medidas que las empresas plantean al Gobierno para impulsar al crecimiento de la flota.

Cuadro 2. Medidas para impulsar el crecimiento de la flota

Medidas

%

Incentivos a la compra de eficientes

30%

Ayudas compra de nuevos y usados

24%

Aumento de los beneficios fiscales

15%

Fuente: Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO)

La telemática para mejorar la conducción

Dentro de las políticas activas para la optimización de costes, la implantación de soluciones telemáticas gana peso este año hasta el punto de aumentar en 12 puntos porcentuales. Así, el 19% de las empresas reconoce tener ya implantada esta tecnología, conscientes de que más de la mitad de los gastos de los coches dependen del tipo de conducción.

De hecho, el 61% de las compañías reconoce haber introducido ya en su car policy medidas orientadas a corregir los malos hábitos al volante de sus empleados en un intento por rebajar el consumo de carburante y la siniestralidad, aunque lo cierto es que sólo un 13% incentiva a los buenos conductores.

Cuadro 3. Acogida de la telemática

Nivel de aceptación

2013

2012

Se plantea incorporarla

8%

3%

Ya implantada

19%

7%

         Fuente: Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO)

La conducción compartida crece cinco puntos

La adecuación de la flota a las necesidades reales de uso es otra de las medidas cada vez más extendidas para controlar el gasto; una iniciativa que tiene su máximo exponente en los vehículos compartidos y que ya está presente en el 16% de las compañías, frente al 11% del año pasado.

En este sentido, la diferencia con respecto a Europa es notable, donde más convencidas del equilibrio de sus cuentas, optan claramente por el uso individual del vehículo de empresa. De esta forma, sólo el 6% de sus compañías tiene en marcha políticas de conducción compartida.

Cuadro 4. Acogida de la conducción compartida

Nivel de aceptación

España

Europa

Se plantea incorporarla

11%

5%

Ya implantada

16%

6%

         Fuente: Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO)

En el extremo opuesto encontramos el vehículo eléctrico que, a pesar de ser la opción de movilidad más eficiente para los desplazamientos urbanos, sigue encontrando obstáculos dentro de las flotas corporativas. A la limitada autonomía, que sigue siendo el principal caballo de batalla para las empresas (61%), se une este año la excesiva duración del tiempo de recarga; una barrera que preocupa más en España (46%) que en Europa (37%), donde le dan más importancia a la escasez de postes públicos para alimentar la batería.

Cuadro 5. Barreras a la implantación del coche eléctrico

Obstáculos

España

Europa

Autonomía limitada

61%

55%

Pocos postes de recarga

39%

52%

Excesiva duración del tiempo de recarga

46%

37%

Incertidumbres técnicas

35%

34%

Poca diversidad de modelos

26%

36%

Fuente: Barómetro del Vehículo de Empresa (CVO)

Finalmente, el CVO evidencia cómo a la hora de configurar la flota, las grandes empresas (60%) siguen siendo fieles a las ventajas de ahorro que proporciona acceder a un servicio «todo incluido» como es el renting; mientras que las pymes (15%), todavía ancladas en la cultura de compra, no acaban de convencerse de que es más barato invertir en un activo que pagar una cuota única y deducible al mes por una oferta completa de servicios.

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