El ritmo vertiginoso al que sumamos más y más cambios tecnológicos en nuestro entorno, puede jugarnos alguna que otra mala pasada. A más de uno puede dejar en fuera de juego los mil y un avances tecnológicos que nos encontramos en cada uno de los dispositivos que utilizamos en nuestra vida diaria. Y claro, como es obvio, no todos tenemos las mismashabilidades, destrezas y capacidades para saber adaptarnos a ellos y tomar el control de la tecnología que día a día inunda nuestras vidas.
Mientras un niño pequeño, casi por pura intuición, es capaz de manejar la mayoría de los dispositivos que llevamos encima sin necesidad de que nadie le explique cómo funciona, a nuestros mayores les cuesta algo más de esfuerzo. Por suerte o por desgracia, para ellos jamás fue necesario trastear la pantalla táctil de un ‘smartphone’ o una tableta para desempeñar su trabajo, ni para comunicarse con sus allegados, ni era menester conocer cómo bucear en internet ni cómo programar la termomix para tener la comida preparada al día siguiente.
Pero las reglas del juego han cambiado y ahora es necesario adaptarse a ellas. Esta lección la han aprendido muy bien Mollieanne y Brian Smith, dos sexagenarios neozelandeses que, sin saber cómo ni por qué, quedaron atrapados en su coche inteligente. Acostumbrados al clásico sistema en que una llave era la herramienta necesaria tanto para abrir el vehículo como para ponerlo en funcionamiento, no encontraron la forma de desbloquear las puertas de su nuevo coche que, como ya es habitual en muchos fabricantes, funcionaba de forma distinta.
Como otros muchos coches inteligentes, no necesitan ningún instrumento para abrirlos ni para accionarlos. Tan solo es necesario que el mando inalámbrico del coche esté en el interior, para que el vehículo sepa que puede ponerse en funcionamiento. Asi que una tarde, Mollieanne y Brian tomaron asiento en su vehículo para salir a dar una vuelta cuando se percataron de que habían olvidado en casa el dichoso mando.
Cuando intentaron salir para cogerlo y poner en marcha el vehículo, se dieron cuenta de que las puertas se habían quedado bloqueadas. Lo intentaron por todos los medios, primero tratando de dar con el mecanismo que les permitiera salir, probando todos los botones, rastreando cada accesorios de las puertas, pero nada. La desesperación llevó incluso a Brian a tratar de romper el cristal de la ventana, pero tampoco lo consiguió.
Permanecieron encerrados en su propio coche durante casi 13 horas porque, para no truncar la dichosa ley de Murphy, en la ciudad de Alexandra nadie escuchó el claxón a causa del estruendo provocado por los fuegos artificiales con los que celebraban aquel día festivo. Por suerte, sus vecinos se dieron cuenta a la mañana siguiente y llamaron a los servicios de emergencia que acudieron a la casa de los Smith. Cuando llegaron, Mollieanne estaba inconsciente. Por suerte, pudieron reanimarla y el susto no pasó mayores.
Tras reponerse del sobresalto, les explicaron cómo podían haber desbloqueado las puertas y Brian se llevó un varapalo al descubrir lo sencillo que era abrir el coche desde dentro. Ahora, este neozelandés se ha propuesto concienciar a todos los que se compren un vehículo inteligente, sin llave, para que aprendan a manejarlo antes de conducirlo y así puedan ahorrarse sustos como el que le tocó vivir a él y a su esposa.Porque los coches inteligentes tienen multitud de aspectos positivos. Nos pueden indicar si existe algún obstáculo, nos llaman la atención si nos despistamos o si aceleramos demasiado, e incluso nos echan una mano a la hora de aparcar. Pero, como ocurre con tantos otros artilugios, primeramente tenemos que saber cómo hacerlos funcionar.
Posiblemente a alguien que hoy entre en la autoescuela y su primer contacto sea con un coche inteligente, sin llave, no le resulte nada difícil. Pero para quienes durante tantos y tantos años han utilizado la llave para abrir la puerta, para cerrar el maletero o para encender el motor, será como entrar en otra dimensión el descubrir que, muy pronto, podrás desbloquear el coche con tu reloj. No hay más que detenernos en un detalle. ¿Pensáis que alguien que vive pegado a suteléfono móvil le habría pasado algo así? Aunque haya quien aún lo siga negando, la tecnología tiene cosas buenas y cosas malas. Vía http://www.cookingideas.es/