Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Aún queda mucho por hacer

España despierta con los resultados en Andalucía, confirmando la acertada decisión de Susana Díaz sobre el adelanto electoral. La estrategia en el cálculo de los tiempos le ha salido que ni pintada al PSOE-A. Era vencer o morir. El PP sufrirá la tormenta mediática ante un retroceso indiscutible, pero que contiene una letra pequeña (al no bajar del millón de votos) que habrá que tener en cuenta en las municipales de mayo, en el voto a la persona por encima de la ideología (3149 concejales tiene el PP en las principales plazas andaluzas). Ahí se resolverá una ecuación interesante. Entre tanto, la tan anunciada muerte del bipartidismo vuelve a aplazarse, por mucho ruido mediático que se forme alrededor de Podemos, que quiere pero no puede. Ciudadanos sigue en su estrategia de cara a las Generales, sumando vocaciones para su puesta de largo en la Carrera de San Jerónimo. Eso es lo importante, lo demás accesorio, el medio (municipales incluidas) para alcanzar su fin. Ellos lo vieron y UPyD no. Ríos de tinta correrán ante estos resultados, que tampoco vienen a alterar demasiado la partida de ajedrez en que se ha convertido la política española. Y hay partida.

Mientras, aquí en nuestra tierra, con el olor a pólvora todavía presente en esta lluviosa entrada de la primavera, el PPCV ha vuelto a demostrar la fortaleza de esta formación política, con la presentación del Programa Marco Local del pasado fin de semana. Un compromiso municipalista refrendado con la presentación de los candidat@s de los municipios mayores de 20000 habitantes con la «Alcaldesa de España» al frente. Hay Rita para rato proclamó nuestro President Fabra, consciente de la importancia de ese bastión popular y de la potencia de toda una organización que ha demostrado su vocación de gobierno a lo largo de estos años, tanto en Valencia, Castellón como Alicante. Una fortaleza constatada por los miles de concejales que día a día ponen al ciudadano, a sus vecinos, en el centro de su acción política.

En plena efervescencia política, el Partido Popular vuelve a poner el acento en esa vocación de servicio hacia las personas, no de la ideología. Un programa que apuesta por seguir armonizando esa vida municipal tan rica en nuestra Comunitat. Ciudades y pueblos para los ciudadanos, donde ellos sean los verdaderos protagonistas. Ese es el mensaje, la prioridad, el objetivo. Y no podrían haber escogido mejor escenario para presentar este Compromiso con los ciudadanos que en Valencia, epicentro del mejor municipalismo popular, donde la trayectoria política de nuestra Alcaldesa es todo un referente, pero que va más allá como muy bien definió Rajoy. El PP, es mucho más que sus brillantes y destacados líderes. Es un Proyecto, la suma de miles de voluntades que han forjado ese espíritu reformista, nacido con la misma Constitución. Un proyecto joven que ha ido creciendo con nuestra Democracia, a la que ahora muchos cuestionan desde el absolutismo ideológico, presentándose como los iconos de la nueva política.

Vieja y nueva política, ese recurrente debate que hoy adquiere una rabiosa actualidad, al conmemorar los ciento un años de ese también 23 de marzo en el Teatro de la Comedia de Madrid, donde un joven Ortega y Gasset alertaba de los graves problemas que aquejaban a la sociedad de entonces, denunciando la grave crisis política de la Restauración y que se escenificaba en una paradójica crisis de los partidos mayoritarios de entonces. Un debate que hoy se reproduce ante el renacimiento de formaciones cuya mochila ideológica sufre el desgaste de una fórmula decimonónica que ha sabido captar hábilmente la atención de una sociedad inmersa en una grave crisis de valores, que lastran ese espíritu republicano en su más amplio sentido cívico. Ese espíritu cívico que ha ido degradándose desde el 78.

Mientras otros siguen anclados en la vieja política, la del acoso y derribo del adversario al precio que sea, espoleados por una ideología sacada de los laboratorios sociales, el PP se vuelve a presentar como el verdadero garante de la nueva política. Gobernamos desde los hechos no a golpe de ocurrencia ni de algarada asamblearia. Desde la proximidad de nuestra vocación de servicio, en primera persona, poniendo ese espíritu municipalista al servicio del crecimiento y del empleo, y provocando una verdadera regeneración desde lo local a lo global en nuestra política. Otros como lobos con piel de cordero siguen en la vieja política. Nosotros apostamos por servir a las necesidades de la gente, conscientes de que aún queda mucho por hacer. Esa debe ser la nueva política.

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