“Blanco marca el camino”. Así de bonito y contundente titulaba el periódico “Las Provincias” una interesante crónica política publicada hace poco más de siete años. El camino que el número 2 del PSOE, José Blanco, había trazado para su partido en Valencia, era el de luchar con dureza contra la corrupción que se hacía evidente en las filas del PP valenciano.
José Blanco, todos lo sabemos, lo está pasando mal estos días. Los jueces ven posibles razones para imputarlo por tráfico de influencia y por esa razón han preguntado en el Congreso si es un diputado aforado. José Blanco, que en día fue todopoderoso dirigente socialista, lo debe estar pasando tan mal como sus colegas del PP, de CiU o del PSOE andaluz que desde hace tiempo aguardan que la justicia vea su caso.
Lo que ocurre es que resulta especialmente chocante, ahora, examinar las declaraciones de quienes están “en capilla”, esperando decisiones sobre sus posibles delitos. Por eso resulta muy chocante que José Blanco viniera a Valencia, en marzo de 2006, cuando nada del Caso Gürtel se había destapado todavía y, según la crónica de Gladis Alemán, diera “órdenes a los socialistas valencianos para que desgasten al PP con las acusaciones de corrupción como principal arma”.
El entonces secretario de Organización socialista estaba viajando con frecuencia a Valencia por aquellas fechas, para ocuparse del partido, siempre tan revuelto y tan revoltoso. Una de las visitas había sido a ver las Fallas junto con Joan Ignasi Pla; pero la otra había tenido como meta Alicante, donde Blanco quería que se siguiera muy de cerca la situación de los ayuntamientos de Orihuela y Torrevieja, donde la gestión de José Manuel medina y Pedro Ángel Hernández Mateo estaba siendo investigada por la fiscalía.
“A solo catorce meses de las elecciones y con el Estatuto ya resuelto, el PSPV perfila la estrategia que seguirá en los próximos meses para desgastar al PP, y la corrupción forma parte fundamental de ella, como se verá esta tarde en la reunión de la ejecutiva del partido”, decía la crónica de referencia en el diario decano. En la que quedaba claro que los órganos de decisión de la calle Ferraz habían decidido impulsar al socialismo valenciano en una línea que, en efecto, siguió. “Hemos estado acumulando datos en los últimos meses y haciendo muchas comprobaciones con las que podemos seguir las instrucciones de Madrid”, decía una fuente solvente del partido. “Hay que empezar a actuar cuanto antes”, remataba.
Ciegsa, Terra Mítica y las facturas del IVEX fueron los tres primeros asuntos en los que el PSPV-PSOE se fijó a la hora de pedir que se creara una comisión de investigación en la comisión de control de esa misma semana en las Cortes Valencianas. “Todos ellos son casos que se vienen arrastrando desde hace meses y que han tenido gran difusión en la Operación Transparencia que el PSPV puso en marcha antes del verano pasado de la mano del diputado Andrés Perelló”, señalaba la crónica. El otro asunto en el que se proyectaba actuar era en el reiterado silencio del presidente Francisco Camps “que hasta ahora no ha censurado ni avalado la actuación de los dos alcaldes investigados”, decía la información.
En honor a la verdad se debe decir que los dos alcaldes investigados sobre los que el PSPV quería una acción contundente han sido condenados. El de Orihuela, José Manuel Medina, ha sido inhabilitado por siete años, “por pasividad” en una actuación urbanística, según una reciente sentencia, y hace pocos días ha anunciado que se da de baja en el PP. En cuanto al alcalde de Torrevieja y diputado popular, Pedro Ángel Hernández Mateo, fue condenado el año pasado a tres años de prisión por amañar el que se considera mayor contrato municipal, que es el de recogida de basuras.
Con todo, ha sido el expresidente Joan Lerma el que ha dicho no hace mucho, en una entrevista, que más allá de la lucha contra la corrupción, que debe ser empresa de toda la sociedad, los electores quieren del PSOE un programa claro para salir de la crisis. Esperemos, con todo, que la Justicia sea leve con el ayer todopoderoso señor Blanco. Porque lo tiene negro.
PUCHE