Catalá en busca del ADN perdido

La consellera de Educación y Cultura, Maria José Catalá, ha cogido el fusil por donde mejor juego electoral puede conseguir. Se ha puesto a buscar el ADN valenciano para convertirlo en una asignatura optativa para nuestros escolares. 

Muy bien, porque el ADN valenciano es una de las cosas más difusas que existen. Cada uno tiene el suyo. Y si quieres comprobarlo ves a Alicante a decirles que las Fallas son tradición y las Hogueras un postizo. Pero Catalá  sabe que eso de las señas de identidad suma votos propios y no resta uno de los ajenos. Por eso se lanza la piscina.

Pero esta propuesta de Catalá, que lleva meses fraguándose, tiene varios aspectos a tener en cuenta:

  1. Pese a que se suscitará la típica y tópica reacción de la oposición política y cultural no están autorizados a protestar porque lo mismo se hace en otras comunidades, con exhibición del ADN en la escuela, en la  calle o en la política.
  2. A la segunda de cambio aparecerá el agrio debate sobre si las tradiciones culturales son propias, compartidas o heredadas. Pero Catalá sabe que su público lo tiene muy claro y a ellos se dirige. Ya verán como la universidad se pondrá de perfil, aunque habrá asociaciones culturales y profesores montando ruido en contra de la iniciativa. Hay gente que cree que cultura y tradición es solo lo que ellos hacen.
  3. ¿Hasta dónde hay que buscar y exhibir el ADN? Porque la consellera habla solo de cultura, pero la Comunidad Valenciana está necesitada de identificar como propios otros valores que se difuminan con esta crisis. Idiosincrasia emprendedora, capacidad de renacer de las cenizas, tierra donde coexisten culturas y hasta valores financieros destrozados en los últimos años. La Taula de Cambis (que curiosamente también quebró) forma parte de nuestro ADN tanto como el Tribunal de las Aguas.
  4. ¿Serán solo culturas y tradiciones de origen cristiano o también incorporaremos las heredadas de los árabes? No siempre los cristianos ganaron a los moros.
  5. Habrá que poner una línea roja entre lo que es cultura, tradición y hasta folklore y los añadidos festivo/folklóricos a los que tan acostumbrados somos. Una cosa es la gastronomía y otra una fartá de paella.  Una cosa son las entradas de Segorbe y otras las mil festividades de bous al carrer. En cada pueblo van a surgir mil tradiciones que querrán ser recogidas como ADN en la asignatura que deben estudiar nuestros chavales. El ejemplo de Gormandia en RTVV es una muestra de cómo se desbarató el ADN valenciano.
  6. Y una vez establecido hasta dónde llega el ADN no puede quedarse solo en las aulas. La experiencia de La Luz de las Imágenes demuestra que el pueblo valenciano se moviliza para conocer su historia. Y estamos más que necesitados de generar emociones que nos devuelvan la autoestima como pueblo. Hemos perdido hasta las pasiones.

Así las cosas habrá que ver hasta dónde llega la propuesta de María José Catalá. De entrada el cuidado de las señas de identidad que estaban en manos de Serafín Castellano ha pasado a manos de la aspirante. ¿Iniciativa propia o consigna general?

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