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Tras la dimisión de Doña Sonia Castedo Ramos como alcaldesa de Alicante, se ha tenido que rebuscar hasta el número 9 de la lista municipal para encontrar alguno presentable que la sucediese.

Miguel Valor lleva camino de disputarle a José Cholbi Diego, el decanato de políticos alicantinos. Valor, mediador de seguros en la vida civil, entró en política en su más tierna infancia, allá por el año del Señor de 1979. Perteneció al grupo de diputados de la UCD en la Diputación Provincial de Alicante y a partir de ahí ha estado presente, como candidato, en todas y cada una de las legislaturas municipales o autonómicas, bien por la UCD, bien por AP y desde la refundación del partido por José María Aznar, por el partido popular.

Miguel Valor también ha sido consejero de las dos últimas cajas habidas en la provincia de Alicante: La Caja de Ahorros Provincial de Alicante y Valencia y posteriormente en la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Miguel Valor es una persona afable, dialogante, cuya imagen de tolerancia ha traspasado la barrera del túnel del “Enmascarat” conocido por aquí como el “Mascarat” y que goza de un predicamento aceptable en los mentideros políticos valencianos, aunque ciertamente si le preguntan a algún preboste valenciano quién es Miguel Valor, antes de su nombramiento como alcalde de Alicante, muy pocos hubieran podido contestar. Y ese es el activo más importante que tiene Valor, no molesta, no destiñe, no se nota.

Cuando las negociaciones para la fusión CAM-CAPAV, comenzadas en septiembre de 1990, anunciadas en noviembre de 1990 y firmadas las escrituras el 23 de marzo de 1992, Miguel Valor tuvo una destacada actuación. Fue el único de todos los consejeros que entró bajo palio en la CAM. Queridos lectores, cuando se produjo la fusión, la CAPAV estaba muy tocada financieramente, entre otras cosas por haber deglutido a la Caja Rural de Bonanza, capitaneada entonces por Agustín Pérez y que fue intervenida por el Banco de España con el mercenario Iturriaga de comisario interventor, y a la Caja de Ahorros Provincial de Valencia que tenía, dicen y me lo creo, un agujero patrimonial de doce mil millones de pesetas del año 89. Y dicen y yo no me lo creo, que Miguel Valor Peidró actuaba de agente doble con Juan Antonio Gisbert. Hemos de tener en cuenta que el proceso de fusión tardó dos años en realizarse y en esos dos años se tuvieron que tapar multitud de asuntos tenebrosos, préstamos en mora dados en la única oficina que la CAPAV tenía en Cataluña y creada para el tema, u otros préstamos con garantía hipotecaria de terrenos rústicos en Villajoyosa que apenas valían unos cientos de miles de pesetas mientras que el préstamo ascendía a varios cientos de millones. Pues bien, Zaplana, que no era tonto y era alcalde de Benidorm, le recriminó su actitud a Miguel Valor en la barra de la plaza de toros de Benidorm en 1996; esa noche actuaba Julio Iglesias. Yo estuve presente en la bronca, acompañado de un buen y querido amigo: Ramón Martín Mateo el cual, con su retranca habitual, comentó: “Si eso me lo dice a mí, esta noche no ceno”.

La vida política de Valor me recuerda a la de Antonio García Miralles. Un corcho que es capaz de resistir las galernas más terribles sin que se le mueva un cabello, entre otras cosas porque ya van quedando pocos.

Juan Seva que se va pero se queda con menos competencias, Andrés “Nino” Llorens que se queda pero que se puede ir, Sonia Castedo que se ha marchado y ¿sigo o me callo? Como decía Araceli, de “Cá Corro” en Orihuelica del Señor cuando recitaba la carta del restaurante.

Valor continúa y posiblemente continuará. Estoy convencido que Miguel observará desde su atalaya privilegiada de Virgen del Socorro, viviendas y local comercial conseguidas con su esfuerzo y la ayuda hipotecaria de la CAM en su día, el infinito “Mare Nostrum” tras su nombramiento como alcalde y pensará: “Si cuento esto en mi pueblo, me hacen alcalde”.

Que nadie piense que don Miguel piensa que debe pensar en marcharse. Un suculento arroz de don Vicente Climent, gran cocinero y gastrónomo de este Valencia News está en juego.

Como dice Luis, el jefe de la Cervecería Mavi, “tú dale cacahuetes al mono y no te lo quitas de encima” y claro a don Miguel no le han dado un cacahuete, le han dado la cosecha entera. Pues hágalo bien y disfrútelo.

PARA ELISA (Ludwig Van Beethoven 1867).

Hace unos meses fui a un acto promovido por Compromis con la intervención de Mónica Oltra. Escuché su discurso en valenciano agradable y melancólico que tanto me gusta. Bien construido, comunicativo. Oltra me pareció una persona sensata e incluso pensé en otorgarle mi voto en las próximas elecciones. Sin embargo afirmar en sede universitaria refiriéndose a Elisa Díaz: “Se comienza con una bofetada y se termina pegando un tiro”, bajo la mirada tontuna de Manolo Alcaraz Ramos, profesor de la UA, me llenó de indignación. Mónica Oltra se dejó llevar por sus ruines instintos para sacar un puñado de votos y jalear a un auditorio escaso que ya estaba convencido de antemano. Pero si su actuación fue deleznable, la sonrisa boba y babosa de Alcaraz todavía me removió más el intestino grueso y el colon descendente.

A Elisa Díaz no la conozco, nunca en mi vida he hablado con ella, pero no se merece ese comentario. Si alguien quiere pegarle una cornada al padre que lo haga pero que no use a la hija. La justicia ha puesto las cosas en su sitio y la soberbia de Mónica Oltra le impide pedirle disculpas a Díaz, decirle que lo siente mucho y que no volverá a ocurrir. Y su Eminencia Magnífica y Reverendísima Manuel Palomar, ¿No dice nada?. No creo que la Universidad esté para acoger a estos desalmados.

Juan Navarro es Doctor en Ciencias Químicas.

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