Corrupción. Anécdotas y categorías.

En la actual lucha sin cuartel contra la corrupción de los medios de comunicación (y con cuartel de los partidos partidos), yo creo que empezamos a pasarnos de frenada. A la justicia le sucede todo lo contrario, que no llega. Busquen si no en la hemeroteca por qué no les pasó nada a “los Albertos” pese a estar condenadísimos, aunque en ese caso, como en el de Bolinaga (ejemplo ajeno a la cuita que les comento), remató la jugada el Gobierno. Justicia que si llega, llega tarde: 11 años después de formulada la denuncia en el caso de Carlos Fabra, maestro de maestros de artimañas y argucias varias con jueces, abogados, y sus tempos, amén de con la diosa Fortuna encarnada en Lotería, y con su a todas luces inútil aeropuerto.

Pero a los medios y a los partidos nos está pasando al revés. A los medios porque damos ya cuartel a quien sea que haga algo supuestamente contra la corrupción, o a las andanzas de quien sea que pase a menos de tres manzanas de la corrupción, aunque la acusación personal y el titular meramente declarativo se vea a la legua que pueden ser desmontados de un soplido. Pero ahí queda eso.

Y a los partidos, porque se han visto abocados a unas líneas rojas asesinas del derecho a la presunción de inocencia, que empujan al corte de cabezas en plaza pública sin juicio previo, y a la radicalización -con la regeneración extrema por bandera- para sobrevivir a las encuestas.

La vorágine es tal que ya resulta difícil -incluso para los que lo pretendemos y no siempre lo conseguimos, que tampoco somos tantos- separar el grano de la paja: todo tiene ahora categoría de categoría, y nada en este terreno goza de la de anécdota. Cuando haberlas, haylas.

Sin perjuicio de lo que en su día (o en su año) tengan que decir al respecto los jueces, ahí van tres ejemplos.

Alfonso Grau, vicealcalde de Valencia, alecciona a sus testigos, supuestamente.

¿De verdad eso le sorprendería -de ser cierto- a alguien?, ¿es la primera vez en la historia de la jurisprudencia española que sucede?, ¿los jueces no cuentan ya con que, si no el interesado, sí su abogado o un amigo o quien sea, en persona o por teléfono, en casos de corrupción o en cualquier otro pleito, intente que “sus” testigos no se contradigan en lo accesorio y se centren en lo que el letrado considera importante? Está -estaría- feo, pero es -sería- normal.

Ahora bien, si los testigos mienten …

Helga Schmidt, intendente del Palau de les Arts de Valencia, gastó un porrón de dinero viajando por medio mundo persiguiendo óperas, directores y cantantes afamados para traerlos al Palau.

¿Es que si no se hubiera hecho así se hubieran conseguido los carteles de los que ha gozado el Palau de les Arts, y que por ende han popularizado la ciudad a otros “niveles” distintos de los propios del turismo de sol y playa? Seguramente, en mundo tan elitista, no. Repásense las declaraciones en favor de la gestión de Schmidt de Plácido Domingo o Zubin Mehta.

Ahora bien, si la ópera en un palacio de la ópera nos parece innecesaria …

Enrique Ruiz Córcoles, publicista alicantino crecido profesionalmente al calor de los comercios a los que anunció durante años, y en alguno de los cuales seguramente adquirió el oro que solía lucir en su cuello cual Diego el Cigala y que tan característico resultaba en su imagen, denuncia -aparentemente sin pruebas, ya veremos- que el PP le pagó parte de una campaña municipal alicantina en B y con billetes de 500.

¿Nadie ha pensado que a lo mejor, ya que no cobra lo que se le debe, que dice que es mucho, es él quien ha pasado a ejecutar su propio Plan B para que sus deudores se le pongan al día? A ver si ya confundimos hasta a los Enriques …

Así las cosas, en el mundo de lo público pronto no va a haber nadie de valía que quiera meterse.

José Pedro Pérez Llorca, padre de la Constitución, augura que va a ser muy difícil que alguien puntero en su profesión quiera dedicarse a la política. Entre las carencias para cuando quiera reintegrarse a la vida profesional, que cada vez son más extensas, los bajos sueldos que va a percibir en su faceta pública, las incompatibilidades, los disgustos partidarios y mediáticos, y la querella que al acceder al cargo tiene ya casi asegurada, pocos van a ser en adelante los que quieran dar el paso.

Veremos el nivel en las listas de mayo.

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