Resulta que la Universidad de Valencia y la Universidad Politécnica tienen hasta 9 titulaciones repetidas y algunas otras que no coinciden en el nombre pero si en contenidos. Igual pasa con la Universidad de Alicante y la Miguel Hernández de Elche, a las que apenas separan unos kilómetros de distancia.
Es fundamental hacer un mapa de titulaciones universitarias públicas. Las Universidades públicas valencianas deben de buscar la especialización y la diferenciación entre las más próximas para así. Mantener titulaciones duplicadas, separadas por escasos kilómetros y comunicadas incluso por la misma línea de metro lo único que consigue es aumentar los gastos de manera innecesaria.
Al final, este desastre de planificación y esta pérdida de recursos lo paga el estudiante, que acaba recibiendo una peor formación. Y lo paga la sociedad, ya que los profesionales que pone en el mercado laboral la universidad no serán del nivel deseado.
Este es el problema que surge cuando se habla de que la educación es una prioridad para el gobierno, pero se hace con la boca pequeña. Para quedar bien ante el electorado. Porque de otro modo sería imposible entender que ni por la izquierda ni por la derecha sean capaces de llegar a un acuerdo por algo tan esencial como la educación, y ya no hablo solamente de la superior.
Hagamos una reforma de la educación con sentido común y consenso, y sobre todo, que mire a una generación, no a una legislatura.