Malvarrosa, una playa con nombre de perfume

Vamos a la playa y se nos ocurre preguntar por qué se llama de la Malvarrosa. No caemos en la cuenta de ese trozo de Valencia, tan popular y conocido, debe su nombre a un tipo de geranio particularmente aromático, de perfume muy penetrante, llamado por los científicos “geranium odoratíssimus” . Y malvarrosa por el común de los mortales.

¿Pero cómo pudo una planta pudo dar nombre a una playa? La explicación está en que no fue una planta, sino miles y miles de ellas. Y es que el terreno pantanoso que el botánico Félix Robillard (1812-1888), nacido en Francia, compró a mediados del siglo XIX para transformarlo en una finca de plantas aromáticas tenía 360.000 metros cuadrados. Algo más de cien mil metros estaba en el extremo norte del término de Valencia y todo lo demás en el extremo sur del término de Alboraia. Es decir que Robillard compró la zona lacustre y de marjalería formada por la acequia de Vera, que divide ambos términos.

Robillard, que había sido jardinero mayor del Huerto Botánico de la Universidad, era un experto en suelos y lo primero que hizo, al comenzar en 1848 su proyecto agronómico, fue utilizar esa planta para que absorbiera humedad y le ayudara a drenar el suelo arenoso que se extendía entre la playa y la huerta. Lo consiguió y muy pronto la zona circundante comenzó a estar invadida por el penetrante aroma de una planta que la gente llama malva y que tiene flores de hermoso color rosado.

Con miles de malvarrosas ordenadas en fila, Félix Robillard diseñó y puso en marcha, en 1860, una destilería de esencias que fue la primera que funcionó en España. Sus perfumes, basados en esta popular planta, en el espliego o lavanda y en la modalidad de menta de la que se obtiene el pachulí, le dieron muy pronto un gran triunfo comercial. En las últimas décadas del siglo XIX, la perfumería Robillard, más allá de tener en la ciudad una tienda muy frecuentada en la popular plaza de Cajeros, vendía variedades de perfume en toda España.

Fálix Robillard falleció en 1888 y fue enterrado en el Cementerio del Cabañal. Pero sus continuadores mejoraron la trayectoria triunfal de la empresa de perfumería, esencias de perfume y jabines aromáticos. Cuando llegó la Exposición Regional de 1909, las menciones de honor y las medallas llovieron sobre una empresa que ya tenía una consolidada presencia nacional.

En el año 1913, la publicidad que la empresa insertaba en los medios informativos, ya usaba el término popularizado de “La Malvarrosa” como nombre propio. Pero más allá de los perfumes, que no se mencionan en este anuncio, la empresa, ahora, divulgaba una faceta nueva: la de establecimiento de horticultura. “Cultivos en grande escala de toda clase de plantas de adorno, coníferas o resinosas”, dice el anuncio que publicó el Almanaque de “Las Provincias”. El texto de la publicidad indicaba que la empresa vendía también palmeras en todas sus variedades, y una “gran colección de rosales de más de 200 variedades escogidas; 50 variedades de claveles, selección hecha entre los superiores de Valencia, etcétera”.

Además, la que comenzó como empresa de perfumería, anunciaba: “Este establecimiento, que cuenta con extensos terrenos propios para criadero de árboles y viveros, admite contratas para la producción en grandes cantidades, a entregar en determinadas épocas, de toda clase de vegetales. Asimismo se encarga de la construcción de jardines con arreglo a presupuestos y plano, y del levantamiento de este”. En el anuncio, finalmente, se da a los clientes el detalle de cómo llegar hasta el vivero de plantas: “Este establecimiento, conocido vulgarmente por la Malvarrosa, está situado a dos minutos de la estación de La Cadena, a 15 de las del Cabañal y Grao, y a 10 de los tranvías que van desde Valencia al Cabañal”.

F. P. PUCHE

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