Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

MARE NOSTRUM. Bonig y el Breviario de Cicerón.

Algo ha cambiado en este PPCV. Un nuevo vocabulario se ha introducido en el argumentario popular por Isabel Bonig, que reconocía haber perdido el alma, los años de gestión nos hicieron insensibles a una realidad social que día a día se distanciaba de nosotros. Un nosotros que la líder popular hace suyo en un ejercicio sin precedentes de autocrítica en la mayor formación política de esta tierra. Un Partido nacido para gobernar, para gestionar la complejidad de nuestro tiempo. Una complejidad que ya advertía Quinto Tulio a su hermano hace más de 2000 años. Un tiempo nuevo, con nuevos retos y desafíos que tras los primeros 100 días de los actuales inquilinos del poder, solo pueden afrontarse desde el espíritu reformista, lealtad constitucional y compromiso social que representa el Partido Popular. Un nuevo tiempo que está llevando a los populares a reencontrar esa alma perdida. Una ilusión renovada en el fondo y en las formas que está recomponiendo las filas populares desde esa apuesta valiente y decidida que lidera Isabel Bonig y su renovado equipo de dirección. Un reto apasionante que está sirviendo de revulsivo a una formación vapuleada por el tsunami electoral. Un halo de esperanza en las convulsionadas huestes populares, que han empezado a reconstruir el relato de esta formación política desde esos principios y valores que nunca debieron relegarse.

El PPCV no solo es fundamental para nuestra Comunitat, es vital para España y eso en Madrid se sabe. Demasiados años de frialdad y distanciamiento en las formas, tanto por los errores de aquí como por los desaciertos de allí, pero la centralidad y el equilibrio institucional, apoyado por una gran maquinaria electoral son más necesarios que nunca para volver a ser ese referente a nivel nacional. Años inciertos que han ensombrecido la titánica labor de todo un Partido que pese a quien le pese, ha conseguido transformar la realidad de una Comunitat relegada por las políticas del por entonces todopoderoso PSPV-PSOE, alcanzando las mayores cotas de prosperidad y vertebración de nuestra historia reciente con el Partido Popular. Hechos y no meras palabras a lo largo y ancho de nuestra Comunitat, en todos y cada uno de nuestros pueblos y ciudades.

Por eso el nerviosismo de la nueva izquierda y su expresión institucional surgida del pacto de perdedores. El rearme del PPCV les toca donde más les duele. Habían planteado un escenario donde el debate ideológico cobraba protagonismo ante un PP desorientado y coaccionado por una presión sin precedentes. Corrupción, errores de gestión y ausencia de autocrítica desarbolaban la fortaleza ideológica de los populares. De ahí la importancia del cambio de estrategia asumido por la nueva líder de los populares. Se aprende de los errores para mejorar, y a partir de ahí, Isabel Bonig ha pasado a la ofensiva política, planteando la batalla ideológica y abanderando una regeneración necesaria en todas las estructuras del partido. Más participación y transparencia para mejorar la calidad democrática que se nos exige. Más inclusividad desde nuestra visión humanista y liberal. Más exigencia y compromiso con un verdadero proyecto de Comunitat que solo nosotros hemos demostrado tener. Un verdadero compromiso entre generaciones para seguir liderando un proyecto común de prosperidad y bienestar. Un rearme necesario en estos tiempos convulsos. El PPCV recobra el pulso y ello no solo vendrá bien a sus afiliados y simpatizantes. Le vendrá bien a nuestra Comunitat, necesitada más que nunca de un verdadero proyecto político, fuerte y coherente, garante de nuestros Derechos y Libertades, anclado en nuestra Historia, alejado de falsas Arcadias y proyectos de exclusión. Quinto Tulio ya lo advertía: “No existe nadie de quien no puedas lograr su apoyo… No importan las urnas, sino todo lo que le ocurre a la persona que vota antes de que lo haga.”

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