Maria Luisa de mi vida y de mi corazón

María Luisa Carcedo es una heroína. Quede claro que las guerras son una estupidez y que no deberían existir, pero la responsable de bienestar social del partido de la oposición ayer se metió en un jardín del que le va a resultar difícil salir.

Los continuos enfrentamientos en la zona, con el avance del grupo yihadista Estado Islámico (EI), son “una consecuencia directa de las Azores, de meterse como elefante en una cacharrería en un país y destruirlo”. Palabras textuales, el entrecomillado, claro. Lo que no dice, quizá por vergüenza torera de que algún avispado plumilla la asocie ideológicamente con Podemos, es que ella preferiría que Sadam Hussein siguiera gobernando en una dictadura. 

Ah, las dictaduras. Qué tendrán que a todos los que cojean de libertinaje les acaban atrayendo: el líder peludo de esa nueva fuerza política que sólo dios sabe cómo acabará, el actor Guillermo Toledo (que anunció que se iba a vivir a Cuba cuando ganó Rajoy las elecciones), y ahora esta señora.

Las guerras son estúpidas, y ustedes también. El mero hecho de que sugieran que la culpa es de un hecho que provocó libertades, que es mejor tener un yugo puesto que nos haga pedir permiso y que, además, desde un ara público se permitan expersarlo es desagradable.

La libertad cuesta a veces, sobre todo en lugares donde un logo megalómano impone su ley con puño de hierro pero, señora, lo que no cuesta nada es ser empática y educada.

Ir arriba