Terra Sísmica

La semana ha venido cargada de información judicial de muy diversa índole, pero casi toda ella con un elemento común: los “protagonistas” individuales y/o colectivos. El juicio contra los gestores de Terra Mítica por presunto fraude a Hacienda de 4,4 millones de euros (tras 10 años de instrucción); La condena al Consell a pagar 550,000 euros a una ONG por su rechazo a financiar dos proyectos; la negativa de la Institución a personarse contra los altos cargos que presuntamente se deshicieron de papeles que los implicaban en el Caso Cooperación; los consellers Ciscar y Català, mirados con lupa desde la Fiscalía por negar información a la oposición;….ufff, estoy agotada. Y la desidia ya no es tanto por la acumulación de casos, a la que una ya está acostumbrada, como porque la noticia realmente sería que no los hubiera.

Tengo la sensación de que aunque los medios de comunicación– cada uno a su manera- den cuenta del devenir de los
acontecimientos, a los ciudadanos cada día les importa menos.

El hartazgo es tal que no estoy segura que se tenga conciencia de la gravedad del problema. Cuando piensas que se ha llegado al límite de la desvergüenza te encuentras con un titular mucho más escandaloso y la gente está tan harta que bloquea sus “entendederas” y mira para otro lado. En una Comunitat Valenciana en la que el PP no solo ha dejado que campara a sus anchas la corrupción, sino que ha sido y es sujeto activo, la gente está saturada. Es la única explicación que encuentro para que en esta semana de noticias judiciales, en este inpás entre las Fallas y la Semana Santa, nadie se alarme ante la defensa que Ma Dolores de Cospedal hizo en Valencia de Alfonso Grau. Vaya por delante la presunción de inocencia, pero el Vicealcalde no estaba porque se ha visto forzado a dimitir ante su inminente ocupación de banquillo en juicio por el Caso Noós, y la secretaria general del PP corea su nombre al grito de ¡aquí falta Alfonso!. Bueno, puestos ahí la duda es si a Cospedal le faltaban también Blasco, Castedo, Camps, Fabra (Carlos), Costa, Serra, Martínez o incluso Bárcenas.

Pero ya saben que en esta tierra nunca pasa nada.

El otro frente, doloroso pero surgido de intereses y capital privado, es el juicio por el presunto amaño del partido de fútbol entre el Levante y el Zaragoza en la temporada 2010-2011. Ver a algunos de tus “ídolos” desfilar ante la jueza provoca amargura. Pero hasta ahí, las reglas están hechas para cumplirlas y nada justifica la excepcionalidad. No respaldo las argumentaciones que apuntan a indulgencias por la bondad del objetivo perseguido. Yo quiero que el Levante UD juegue en 1a división pero de forma legal, sin apaños ni trampas. Quien cede a estas prerrogativas debe saber que existen otras ciudades y otros clubs con los que se comparte objetivo, ¿les
gustaría verse en el bando perjudicado?. Estamos a la espera.

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