Turquía y Brasil, dos adversarios nuestros

La política tiene giros sorprendentes y que, a veces, desmontan  teorías conspiratorias. Hace años, cuando Estados Unidos intervino militarmente en Afganistán, muchos  comentaristas dedujeron con rotundidad que  el gobierno de Bush había montado la invasión para controlar por los siglos de los siglos el petróleo de Irak. Pasado este tiempo descubrimos, ¡oh sorpresa!, que el país al que está yendo a parar la MITAD del petróleo que extrae Irak es… China, precisamente el rival de Estados Unidos en Asia. Nunca hubieran imaginado los amantes de la conspiración y ni siquiera el propio Bush que los miles de millones gastados por Washington en la guerra y subvención de Irak iban a acabar beneficiando a China.

Otro giro sorprendente es el ocurrido en Turquía y Brasil, dos naciones emergentes del tercer mundo, estables en todos los terrenos, que en los últimos años habían conseguido un considerable protagonismo en la escena internacional. Las dos viven unas revueltas sociales, inimaginables hace meses, minimizadas incluso en la fecha que se iniciaron, y que fragilizan su estatura mundial. En ambas había un descontento larvado que emerge ahora con fuerza. Un acontecimiento al que al principio no se concedía importancia, un proyecto urbanístico en Turquía, por ejemplo, ha sido el detonante de un desafío popular que no acaba de difuminarse.

En Turquía, que es adversario nuestro en la elección al Consejo de Seguridad de la ONU y en la candidatura para los Juegos Olímpicos, los descontentos protestan por la inflación, el islamismo creciente del gobierno, con prohibición de venta de alcohol a ciertas horas y otras medidas represivas para una sociedad parcialmente occidentalizada y, también, contra el carácter progresivamente autoritario del primer ministro Erdogan.
Este hábil político ha traído prosperidad al país pero se le tacha de poco dialogante y de estar tratando de perpetuarse en el poder. Su pretensión para cambiar la constitución aupandose  al puesto de Presidente de la Republica con amplias competencias puede que haya abortado con las revueltas. El abundante sector de la clase media occidentalizada, especialmente las mujeres, deben ver con gusto que Erdogan encuentre dificultades en sus designios. El ejercito, celoso partidario de la secularización del país, también.

Los disturbios de Brasil también han sorprendido. Su peso en Iberoamérica ha aumentado considerablemente, en cierto sentido nos ha robado protagonismo en la zona, pero la rivalidad con nosotros, excepto en que también Sao Paulo pretendía los Olímpicos, solo existe en el terreno lúdico que mencionaré después. Allí la perturbación en la calle se inició con choques con la policía después de una subida que levanto ampollas del precio del billete de autobús pero ha hecho aflorar un serio malestar por la corrupción, muy extendida, por la carestía de la vida, por la actuación de las fuerzas del orden y por el costo de la organización del Mundial de Fútbol del próximo año para el que se gastan sumas ingentes para la construcción de estadios que en el futuro con frecuencia serán infrautilizados. A pesar de su pasión visceral por el deporte rey en esta ocasión los brasileños no quieren aceptar el panem et circesem. Vibran con el fútbol pero están dando a entender que hay cosas, como el nivel de vida, que son mas importantes.

Su amor por el fútbol viene una vez mas demostrado,  y a esto me refería mas arriba, por su actitud con nuestra selección durante la Copa Confederaciones que se disputa allí en estos días. En todos los partidos que ha jugado nuestra selección ha sido sistemáticamente abucheada. A veces, ruidosamente a lo largo del encuentro. Es algo un tanto irritante para nosotros dado que el comportamiento de nuestros jugadores ha sido correcto y no hemos declarado la guerra a Brasil. En la contumacia en los silbidos y en los aplausos al que jugara contra nosotros solo encuentro una explicación: Brasil a pesar de su fama y de desenvolverse en su campo nos tiene miedo. Ojalá que el domingo por la noche, la actitud del publico es molesta y chocante, al final del partido con nosotros encuentren justo castigo a su mala educación
 

Ir arriba