Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Una semana decisiva

Con una Campaña lanzada, las distintas fuerzas políticas se aprestan a quemar sus últimos cartuchos electorales ante la inapelable cita con las urnas. Las caravanas multicolores se multiplicarán, ávidas de kilómetros por recorrer. El tiempo apremia y es importante, o más que importante, determinante, ese porcentaje de indecisos que sigue ahí, a la espera de confirmar su veredicto. Hay estudios post-electorales que han determinado que  un 25% como mínimo se decide en la última semana y aproximadamente un 12% toma la decisión en la misma puerta del colegio electoral.

La decisión del voto es un proceso complejo, ampliamente estudiado y sustentado por unos modelos que intentan explicar la toma de decisiones en materia política. El Modelo de la caja negra, el Modelo de Columbia, el Modelo de Michigan, el Modelo Comunicacional o el Modelo de la Elección Racional, buscan comprender y entender ese comportamiento que determina la configuración política de nuestra sociedad en los distintos niveles electorales.

Con el bipartidismo relamiéndose sus heridas, tocado pero no hundido, el escenario del 24-M se presenta cuando menos apasionante. Un Partido Popular que ha sabido crecerse ante la adversidad, fiel a sus principios, remontando una corriente adversa en el escenario más difícil. Su coherencia y estabilidad en los momentos más complicados avalan una estrategia decisiva no solo para su futuro, sino para el de todos los que confiamos en un escenario que continúe en la senda de una recuperación que ha venido para quedarse, pero ojo, las propuestas del frentismo romperían esa confianza que nos hemos ganado a pulso, con nuestro esfuerzo y la agenda reformista del gobierno. El índice de Confianza del Consumidor es determinante al respecto, mes a mes va rompiendo porcentajes históricos y marcando una tendencia al alza. Ahí se esconden muchas de las esperanzas populares.

El PSOE sigue en su particular vía crucis. Un Partido de gobierno que ha perdido sus referencias históricas, arrastrado por sus propios errores que siguen sin reconocer. Ahora se juega seguir siendo determinante en la política valencia o ser mera comparsa en la fragmentada izquierda. Sus problemas internos reflejan una debilidad que ha socavado el músculo electoral del todopoderoso PSPV, elección tras elección.

Los emergentes juegan en otra liga, marcada al ritmo de batucada y ocurrencia. Prisioneros de sí mismos, buscan consolidar esa vaporosa tendencia alcista que empieza a disiparse ante la perplejidad del respetable que los sufre con cada golpe del mando del televisor. Conforme van desgranando sus propuestas van decayendo los apoyos electorales, porque el ciudadano ha comprendido que lo próximo, lo cercano, él y su municipio no les importa lo más mínimo. Son meros instrumentos de su estrategia de poder centrada en las generales. Ahí jugarían Podemos y Ciudadanos, ambos enzarzados en copar cuota de pantalla con cargo a sus mediáticos líderes.

Compromís y EU sufren en el pelotón de cola, tras truncarse unas expectativas que les situaban en la cúspide de la pirámide electoral. Su estrategia de judicializar la vida política y sus excentricidades en busca del titular fácil han confirmado que detrás no había nada, ni propuestas, ni programa. Solo soflamas y un radicalismo cargado de rencor. El rebufo electoral los succiona en una espiral que puede alterar el escenario político de los últimos años. Solo puede quedar uno, por lo que la lucha fratricida en la izquierda valenciana nos depara momentos épicos. Un escenario que plantea muchas incertidumbres, aún más ante la respuesta del pueblo inglés, avalando las políticas puestas en marcha por su Rajoy de Downning Street, que les han permitido liderar el crecimiento en Europa, detrás de España.

Nos jugamos mucho el 24-M, más allá de las múltiples y variadas ofertas electorales. Está en juego un modelo de convivencia, de principios y valores que nos han permitido alcanzar las mayores cotas de progreso de nuestra historia, con mucho esfuerzo y sacrificio. Libertad o absolutismo ideológico. Sólo hay dos opciones posibles.

 

Ir arriba