Regalar huertos se pone de moda

 

 

Por afición, devoción, juego, intento, autoconsumo o necesidad de nuevas experiencias, los huertos urbanos están de moda en Valencia. No se para de innovar, tanto en los lugares de ubicación como en las formas de hacerse con uno de ellos. Sin ir más lejos, Bicihuertos, desde su propuesta en la ronda Norte, en la antigua Vía Churra, puso en marcha una opción diferente para iniciarse en este mundo o para regalar: los ‘packs hortelan@s’.

La idea consiste en una caja con una selección de semillas, herramientas básicas para ponerse manos a la obra con guantes y sombrero incluidos y un saco de naranjas. Estas Navidades reactivaron la oferta y los cerca de 5.000 metros cuadrados de terreno ya cuentan con nuevos inquilinos.

¿Y por qué llamarse Bicihuertos? Porque pegado a ellos discurre un carril bici muy apreciado por los amantes de la naturaleza y este medio de transporte y porque gracias a él muchos de los nuevos hortelanos encuentran una vía alternativa al coche para acceder a sus terrenos (aunque también hay una zona habilitada como parking para todo tipo de vehículos).

Esta alternativa de regalar utensilios y semillas junto a la promoción de 90 euros de alquiler de huertos por tres meses es no solo tentadora, sino exitosa. Existen 62 espacios en Bicihuertos, 57 ya ocupados. Ya solo quedan cinco y pronto habrá que pasar a iniciar una lista de espera ya que, según explican desde la empresa al frente del proyecto, «quien lo prueba, no lo abandona. Pasado los tres meses, continuan con nosotros».

Cada espacio a cultivar en Bicihuertos mide 50 metros cuadrados. Durante los primeros días desde la llegada y alquiler, la organización tutoriza el trabajo, una labor que «cualqueira puede aprender y disfrutar aunque nunca antes lo hubiera pensado», explican a VLC News

Esta alternativa en la ciudad se plantea como un espacio de socialización y producción natural, incluso «pensando en gente que le puede interesar iniciarse y todavía no lo sabe» porque, afirman, «engancha». Los packs están confeccionados con la idea de poder llevarlos fácilmente con uno, dejarlos en la oficina y poder echar mano de él para, al apagar la luz y salir por la puerta, darse una vuelta por el ‘terrenito’. 

Pero si la esclava labor de regar es un freno para quien se haya planteado lanzarse a la aventura, la empresa de Bicihuertos tiene remedio: «nosotros nos encargamos de ello». Así, el huerto se convierte en un lugar de esparcimiento, de aparcar el móvil y los problemas, de disfrutar del sol y los frutos de la tierra y el trabajo, de relacionarse con gente con intereses o motivaciones similares e, incluso si así lo necesita cada quién, de no hacerlo y aislarse en un mundo propio durante unas horas a la semana

Las funciones que cumple un huerto urbano para cada individuo y propietario son tan diversas como los perfiles de personas que se acercan a vivir la experiencias. Y lejos de estar copado por jubilados, que también los hay en Bicihuertos como en otros puntos de la ciudad donde se desarrollan iniciativas similares, la tendencia se confirma: cada vez más gente joven, parejas y familias. En el último caso, suelen tener varios hijos que convierten el espacio en un lugar de juegos y diversión. 

Además, esta propuesta de ronda Norte ofrece habitualmente talleres y charlas sobre teoría del huerto o el hombre-cultura, por ejemplo y pronto prevén celebrar una calçotada con productos de esta tierra que se cultiva. 

Y aunque la recomendación es plantar según la temporada lo que resulta apropiado (en estas fechas, brócoli, alcachofas, ajos y patatas, por ejemplo; y en verano, pimiento, pepino o tomate), la capacidad inventida y de apuesta de los hortelanos presentes es inagotable. Del mismo modo que encontramos huertos en espiral y todo tipo de estructuras para mantener erguidas las plantas, se ha venido cultivando moztaza, wasabi y hasta esponjas naturales… Eso sí, la orinalidad nunca cultivos ilegales, pesticidas, herbicidas.

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