El ecleticismo del veroño

Tal y como el refranero español pregona “hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo” mi sentido común reflexiona y dice “destierra las sandalias más allá de septiembre”.

Entramos en el mes de noviembre y bien es cierto que el “veroño” (la unión de ‘verano’ + ‘otoño’) nos continúa acompañando estas semanas y, con él, la ecléctica combinación de prendas y accesorios con la única pretensión de intentar vestir acorde a la meteorología según la hora del día.

Un intento que deja estampas fashionistas la mar de divertidas a la par que contradictorias: looks compuestos por LBD (Little Black Dress) de manga corta y botas mosqueteras o, por el contrario, un outfit marcado por unos ripped jeans, sudadera y sandalias.

¿Es esta una nueva moda de regular la temperatura corporal?

¿En las horas más altas del día el calor que se sufre por la sudadera o las botas mosqueteras es paliado por la manga corta, el roto de los vaqueros o las sandalias?

¿Dónde está el límite entre ir vestido o disfrazado?

La respuesta a esta última cuestión está a medio camino entre la controversia y lo mediático y queda agravada por el resurgimiento, esta semana, de los zapatos creepers.

Este tipo de calzado tiene su origen en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial cuando los soldados de las bases norafricanas llevaban botas de lona con suelas duras de goma para aguantar tanto el calor como las condiciones del suelo desértico y, desde hace un par de temporadas, se han convertido en un must que toda it girl debería tener en su fondo de armario.

Tal y como he avanzado, hace unos días asistimos a la reconversión de los creepers, muy a pesar de algunos y algunas, donde ya no importa tanto la triple suela sino el color de la misma.

Alejándose de los convencionalismos, los creepers ya no lucen la típica y “aburrida” suela negra o marrón, no. Ahora lo más in es darle un toque de color al look con estampado animal o colores pastel.

Si a todo esto logramos crear un conjunto aceptable y no parecer mamarrach@s andantes, habremos alcanzado el éxito en un calzado que tiene una firme base masculina, con tres (o más) pisos de suela de goma muy poco estética y que algunos grandes diseñadores han decidido popularizar a golpe de blogosfera.

Noviembre inicia su rentrée entre contradicciones y reconversiones fashionistas que no dejan de ser una distracción para el resto de los espectadores.
Esperemos, por el bien de todos, que el clima se serene y deje paso al tan ansiado otoño de tonalidades amarillas y marrones donde jeans, botines y cazadoras permitan disfrutar del día a día sin parecer que vivamos en un Halloween o Carnaval –elijan ustedes- a destiempo.

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