La Beneficiència celebra el ‘Dia del Cant Valencià d’Estil’

 

Una selección de músicos integrada por intérpretes consagrados y por jóvenes talentos que pertenecen a las últimas generaciones de intérpretes y músicos ofrecerán al público diversas muestras de cant d’estil y albaes de l’Horta, para que los buenos aficionados saboreen estas manifestaciones de la música tradicional valenciana, que contienen una carga de expresividad vocal apasionada e intensa.

En los patios del Centre Cultural de La Beneficencia se reproducirá ese ambiente itinerante y festivo de calle, con el añadido que da el aislamiento de los ruidos y peligros del tráfico. El Museu Valencià d’Etnologia, con sede en La Beneficencia, colabora en este acto en el que se dan la mano la música y las tradiciones populares.

Como en los últimos años, se interpretará durante veinte minutos aproximadamente, un estilo en cada patio: Albaes de l’Horta, en el patio uno, l’u i el dos, en el patio dos, l’u i el dotze, en el patio tres, riberenques y otros fandangos, en el patio cuatro, para acabar con l’u en el patio cinco. En el tránsito de un patio a otro intervendrán el tabaleters y la dolçainers y como clausura habrá un parlamento institucional.

La vida cotidiana de la gente ha estado siempre envuelta por la música popular, las actividades habituales, el trabajo, las faenas domésticas, las fiestas, las celebraciones y los momentos especiales, el nacimiento o la muerte…. Aunque la forma de vinculación ha ido cambiando, la música tuvo y mantiene una función específica conectada con la vida de las personas. Es lo que los etnomusicólogos denominan funcionalidad, y esta cualidad marca una diferencia bien clara, en cuanto a su uso social, entre la música popular y la música culta. 

El Cant d’estil y les albaes han tenido desde su origen una funcionalidad primitiva y original claramente definida: se utilizaban para rondar, es decir, eran un obsequio en el que tomaban sustancia musical sentimientos aduladores, amorosos y galantes dirigidos a personas queridas, festeros o a las autoridades en general. Las rondas eran comitivas informales en las que se cantaba y tocaba de manera espontánea y que desarrollaban su actividad en la calle. Fueron muy frecuentes en las poblaciones no demasiado grandes y en el ámbito rural durante el siglo XIX y comienzos del XX. 

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