Naruhito planta un cerezo en Sevilla

Un cerezo plantado ayer en Coria del Río (Sevilla) por el príncipe heredero de Japón, Naruhito, permitirá que uno de los símbolos nipones florezca en el pueblo sevillano, al que llegaron hace 400 años los primeros japoneses a España y donde casi un millar de vecinos se apellidan Japón. Naruhito plantó el cerezo junto a la escultura erigida en Coria en honor a Hasekura Tsunenaga, el samurái que encabezó la delegación diplomática japonesa, denominada Embajada Keicho y que llegó al pueblo sevillano para pedir relaciones comerciales con Nueva España (México) y el envío de misioneros a Japón, lo que no lograron.

Rodeado por miles de vecinos de Coria, a muchos de los cuales les dio la mano tras romper el protocolo, el príncipe japonés ha plantado el árbol en un alcorque creado junto a la escultura, situada al lado del río Guadalquivir, el lugar al que llegaron los antepasados del heredero tras navegar por el Pacífico, cruzar México y navegar por el Atlántico.
El cerezo de Naruhito, de unos dos metros y plantado junto a una jacarandá en flor, es el primero de otros árboles similares que plantarán turistas japoneses en la orilla del río a partir de octubre próximo.

Un árbitro y un rector con apellido Japón

El pueblo de Coria se ha volcado para la visita del heredero japonés, y han colocado pancartas en el idioma del país oriental, mientras que cientos de escolares con banderas de Japón, España y de su pueblo, e incluso una pancarta en japonés de bienvenida, se han desplazado al río para vitorearle cuando plantó el cerezo, tras lo cual saludó a decenas de ellos. Luego estrechó la mano a una veintena de vecinos con el apellido Japón, entre ellos el exárbitro de fútbol José Japón Sevilla y el rector de la Universidad Internacional de Andalucía, Juan Manuel Suárez Japón.

Entre el público, las japonesas Matsuki Hidaka, Miyako Takabayashi y Mio Naiki, originarias de Tokio y estudiantes de Historia en Sevilla, no podían ocultar su emoción por ver por primera vez en directo a su príncipe.
El príncipe, vestido con chaqueta pero sin corbata, firmó en el libro de honor del Ayuntamiento de Coria antes de desplazarse al colegio público de infantil y primaria Vicente Neria, que fue un «poeta por temperamento», según los carteles del centro, adornado con numerosos motivos japoneses.

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