El Cabanyal pide a Grisolía que se moje

“Yo no toco eso ni con una lanza de diez metros”. Con estas palabras recuerdan los vecinos del Cabanyal que se refiere el presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, a la problemática de la protección del barrio y el Pepri. Y, entienden, se debe a que «aproximarse» supone un «riesgo, no sabemos si para su persona o para la institución».

Un temor «que ha complicado que instituciones como el Consell Valencia de Cultura puedan jugar un papel eficaz en su resolución». Sin embargo, desde la asociación lo tienen claro: el CVC no puede quedarse fuera. Ya van dos los intentos de que la institución tome parte y cuatro años después del último compromiso de redactar un informe específico que, «acabamos de conocer, no ha llegado a realizarse».

Entre junio y diciembre de 2010 el CVC realizó varias comparecencias en El Cabanyal-Canyamelar, «con la intención de escuchar nuestros puntos de vista. La intención era realizar un informe para alcanzar un acuerdo que permitiera facilitar la resolución del conflicto urbanístico-social».

No era la primera vez que lo intentaba. 10 años atrás puso en marcha una iniciativa similar «que no llegó a buen puerto». En ambas ocasiones El Cabanyal-Canyamelar fue invitado a exponer su punto de vista y el CVC «se mostró muy receptivo a nuestras tesis, siempre dirigidas a la búsqueda de un futuro de progreso para nuestro barrio, basado en la conservación y puesta en valor de sus valores patrimoniales».

«Entendemos que se trata de una cuestión que ha traspasado la frontera de la discusión sobre el patrimonio cultural valenciano, ha aumentado la dificultad para acercarse a su análisis sereno y objetivo y ha complicado que instituciones como el CVC puedan jugar un papel eficaz en su resolución. Pero por más que podamos entender esta actitud, no podemos compartirla», afirman los vecinos.

La asociación recuerda que entre las atribuciones del CVC está el asesorar a la Generalitat Valenciana y velar por la defensa de los valores de los bienes culturales de la Comunitat, «y así queda patente en el Decreto57/1993, de 3 de mayo, del Gobierno Valenciano, por el que se declara Bien de Interés Cultural, formando parte del Conjunto Histórico de la ciudad de Valencia. Una declaración que contó con el informe favorable del CVC».

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