Tres papas y dos obispos

Desde la autoridad que me confiere haber retransmitido en valenciano para la Comunidad Valenciana la muerte de Juan Pablo II, la visita a Valencia de Benedicto XVI, y el Habemus Papam de Francisco, afirmo en castellano que no veo diferencia de fondo entre ellos. Ninguno se va a hacer budista, ni va a aceptar el aborto ni los matrimonios homosexuales, lo que no significa que se condene irremediablemente a quienes profesen aquellas creencias, ni a quienes practican las interrupciones voluntarias del embarazo, ni a esas uniones entre personas del mismo sexo que sí son admitidas con carácter civil.

Sí hay alguna diferencia de forma entre los tres Papas, pero tampoco tantas: Francisco se ha bajado de los grandes coches como Juan Pablo II lo hizo de la silla gestatoria. Y si Benedicto XVI abandonó San Pedro cada vez veo más claro que fue porque quiso que un sucesor con más fuerza limpiara la inmundicia que él descubrió y trasmitió por escrito a Bergoglio. No hablo de la pederastia, contra la que creo que los tres luchan o lucharon -con desigual eficacia- con las armas que en cada momento tuvieron a su alcance en una organización tan grande y con tantos cortafuegos entre el Vaticano y un colegio, parroquia, o seminario cualquiera.

Pero la sociedad española, desacralizada hace ya mucho y por tanto con poca o ninguna cultura religiosa, se sorprendió y entendió como rupturista novedad que Ratzinger dijera que el Cielo no era un lugar físico, algo que a mí me enseñaron en el colegio, osea, unos treinta años antes. Como ahora se sorprende de oír decir a Francisco que quién es él para juzgar a los homosexuales, algo que si se leen libros y entrevistas con sus predecesores se ve que tampoco ellos hicieron.

Del actual Papa sí destacaría yo un par de cosas llamativas: la primera -que tampoco es nueva como preocupación pero sí en su evolución y posible resolución- es la búsqueda de fórmulas para reintegrar a las personas divorciadas en la Iglesia, con la que ahora tienen prohibido comulgar. La otra, su preocupación por Cataluña. Lo he escuchado en Antena 3, pero se lo oí hace un mes en persona, en Valencia, a Paloma Gómez Borrero, que no dudó en señalar ésa como la cuestión española que más preocupa a Francisco. ¡Más que las antes citadas!.

Tres Papas, tres, venidos de los arrabales del comunismo, del fascismo, y del peronismo, dedicados a la evangelización viajera, la compatibilización entre fe y razón, y la actualización del mensaje a los tiempos modernos, para guiar a una misma Iglesia ansiosa de respuestas, como en un todo continuo pero diferente. Verán como tampoco “ese tal Blázquez”, saludo de Arzálluz a su llegada a Bilbao del hoy de nuevo flamante presidente de los obispos españoles, rompe con un Rouco al que tanto ha perjudicado tener un apellido que suena a boxeador siciliano, y a quien ya sucedió otra vez a lo Cánovas y Sagasta. Claro que en aquella ocasión ninguno de los dos tuvo unos 13 en los que mantenerse. En eso seguramente sí veremos diferencias.

PD: es curioso que a Carlos Osoro, nuevo vicepresidente de la CEE y actual arzobispo de Valencia, se le tenga aquí por aperturista, y en Oviedo, su anterior sede, por conservador.

Vicente Climent

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