La Unión y los Clásicos del siglo XXI

La Unión ha fluido en los últimos 30 años «por todos los patios», del «new wave» al «dance», a la vanguardia del pop español, principio que mantienen en un nuevo álbum, en el que, junto a un grupo de artistas, trasladan sus clásicos «al siglo XXI» y tras el que podrían colaborar con el líder de Modern Talking.

«Siempre nos hemos sentido bichos raros, porque nuestros discos nunca sonaban a pop español, quizás por no tener batería y haber crecido con cajas de ritmos, sintetizadores y ‘samplers'», comenta el cantante Rafa Sánchez en una entrevista con Efe, ante la publicación de «Hip.gnosis», su decimosexto disco, otra vuelta de tuerca. Para ellos, «ahora mismo hacer un éxito es muy difícil, porque la radio se ha vuelto muy conservadora», por lo que en lugar de lanzar un repertorio inédito, decidieron explotar su ingente repertorio, con canciones emblemáticas como «Ella es un volcán», «Más y más» y «Lobo-hombre en París», y llevarlas al terreno del «dance» y del «techno» con «los reyes de esa escena».

A diferencia de «Love sessions» (2006), en el que sus clásicos también adquirían un barniz electrónico, su supervisión aquí ha sido plena, aprovechando las innovaciones técnicas surgidas en estos años para regrabarlos de forma acorde con los tiempos. El resultado es «Hip.gnosis», que toma su nombre de otro colectivo creativo que, entre los años 60 y 70, diseñó importantes portadas de discos, como las de Pink Floyd, en las que se inspira el arte de este nuevo trabajo.Se trata, además, de un juego de palabras compuesto de «hip», que significa «estar en la onda», y el término griego para «conocimiento».

Adelantados en el tiempo

«A veces nos hemos adelantado un poco a los tiempos para lo que es el mercado español, pero es la única forma de sobrevivir», comenta el guitarrista Mario Martínez, junto al bajista Luis Bolín, los otros dos vértices de un triángulo, como el de la portada, que se ha mantenido inalterable en el tiempo. 

El nombre de La Unión surgió pensando en la estética de los ferrocarriles, porque su primera sesión de fotos tuvo lugar en la antigua Estación del Norte de Madrid, pero a la postre, reconocen, «ha sido absolutamente clave». «Somos un grupo muy democrático, pensando siempre que el enemigo está fuera de la banda y que lo importante es el proyecto, no los egos particulares», asegura Sánchez.

A ellos se ha sumado ahora un nutrido grupo de artistas, algunos consolidados y otros absolutamente emergentes, como los alumnos y profesores de la Escuela Universitaria de Diseño, para crear un producto global que va más allá de la música y alcanza al desarrollo de aplicaciones tecnológicas que permiten descubrir temas ocultos entre las páginas del libreto. El directo, su «principal fuente de inspiración» -apunta Bolín- será el que mande en las posibles nuevas versiones y fue el que alumbró un par de «versiones inesperadas», la de «Mil siluetas», que tituló su primer disco de 1984 pero no fue siquiera un single, y la de «Si tú quisieras».

Nut Music. Su propio sello discográfico

Para evitar que este proyecto necesitara de «50 folios de contrato y de cinco años de elaboración», lo lanzan a través de su propio sello, Nut Music, en pos de la inmediatez y de la creatividad, siendo así sus «propios amos».
Piensan que el resultado, que tiene visos de continuidad (no en vano, su nombre completo es «Best of vol. 1»), podría ayudarles a superar las barreras nacionales hacia países como Alemania, México o incluso Rusia, para cuyo mercado han recibido una oferta de colaboración de Thomas Anders, cantante de Modern Talking. 

«Hemos empezado por los temas más emblemáticos, pero al final queremos hacernos con todo nuestro repertorio, que esté bajo nuestro sello y no en manos de Warner o de otras compañías, que creemos que se han quedado en el camino», afirma Sánchez, quien critica la falta de proyección hacia internet de las multinacionales. Así han remozado su web, sus perfiles en redes sociales, su imagen y su música, en busca de una relación con sus seguidores más directa.

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