Enrique Arias Vega, colaborador en Valencia News. Más fácil protestar que hacer

El triunfo del terrorismo

No hace tanto, el terrorismo consistía en acciones aisladas, como los asesinatos a tiros de los presidentes de Gobierno Prim, Canalejas o Dato, actos que apenas si modificaban la Historia.

Hoy en día, los asesinos no utilizan ya simples pistolas de posta, sino potentes explosivos con temporizador y hasta misiles de largo alcance. Se han aliado con ideologías menos perecederas que el viejo anarquismo utópico y se expanden en amplias organizaciones territoriales: así, grandes extensiones de Malí y Somalia son en realidad Estados terroristas, lo mismo que sucede en Afganistán e Irak.

La paradoja de este crecimiento del terrorismo y de su mortífero avance tecnológico es que ha sido propiciado por los países democráticos: Estados Unidos fue quien armó a los talibanes en su lucha contra la Unión Soviética y los países europeos quienes han hecho lo propio con los yihadistas opuestos a Gadafi, en Libia, o a Bashir Al Assad, en Siria. Así se explica la rápida y cruenta expansión del Estado Islámico bajo la férula del sanguinario Al Baghdadi, quien pretende la instauración de un Califato sirio-iraquí a pocas millas de la costa europea.

La tonta permisividad, cuando no la irresponsable complicidad, de Occidente con el fundamentalismo islámico se evidencia, también, en la participación de más de 2.000 europeos entre los asesinos yihadistas. El último de ellos identificado, el rapero Abdel Bary, fue quien decapitó al periodista James Foley.

Ante esta situación, parece claro que el terrorismo global está venciendo en su lucha contra las libertades democráticas. Pero lo más terrible es la absurda parálisis de quienes tienen que defenderlas.

Ir arriba