¿Gibraltar? Pero si el problema está en Suez…

Pero, aunque esos pretextos sean ciertos, las verdaderas preocupaciones no deberían ir por ahí: los barcos británicos, y también españoles, navegan en una dimensión estratégica superior; que ahora tiene los ojos puestos en el problema de Suez.

La pequeña tensión de Gibraltar no es, ni mucho menos, la razón por la que Gran Bretaña ha puesto en marcha una máquina de guerra como el “HMS Illustrious”, carísima de mover y mantener, que ahora mismo viaja hacia el Estrecho acompañado de otros ocho navíos. El portahelicópteros, buque insignia de la flota real británica, al igual que las fragatas y buques tanque que viajan hacia el Mediterráneo, se mueven en cumplimiento del calendario de maniobras de la OTAN, preparado hace muchos meses. Y en aplicación de un presupuesto británico de Defensa que, como ocurre en toda Europa, no está para echar cohetes.

¿Para qué, entonces, ese caro viaje? Pues para hacer maniobras, durante cuatro meses, en el Mediterráneo Oriental. Y para estar “a la que salte”, como de costumbre, en un área del mundo en permanente tensión. La mecha detonante, hace unas semanas, podía haber sido Siria, si Obama hubiera tomado la decisión; o quizá Turquía, si el fundamentalismo hubiera ido a mayores en sus protestas. Ahora, desde luego, puede ser Egipto: en la noche del miércoles al jueves, la intervención militar contra las protestas de los hermanos musulmanes han causado una masacre, con más de 500 víctimas en principio. Si el conflicto llegara a empeorar, o incluso desembocara en una guerra civil, la seguridad del tráfico en el Canal de Suez podría desembocar en una gravísima situación.

Pronto, seguramente el domingo, veremos las primeras fotos de los barcos de guerra ingleses en zonas del Estrecho. El “Illustrious”, que si hubiera navegado a buena máquina podría haber llegado a Gibraltar el jueves, quizá llegará a Rota el domingo. Y solamente repostará combustible, como estaba previsto. No parece que sea el buque destinado a entrar en Gibraltar, porque los convenios establecidos indican que si lo hace en Rota ya no habrá más paradas. De modo que lo más probable es que a la Roca acuda, como gesto del gobierno de Cameron, alguna de las fragatas que lo acompañan: quizá la “Monroe” o la “Westminster”.

Pero en el fondo, esas escalas son accidentales, como el propio conflicto bilateral entre España y Gran Bretaña. La flota británica, a la que se unirán buques de otros países, entre ellos España, se dirige a Malta, donde va a comenzar el plan de ejercicios navales, llamados “Cougar 13”. En principio serán como los de 2011 y 2012, y durarán cuatro meses, con regreso a casa antes de Navidad.

Todo esto viene a coincidir, muy curiosamente, con el grave aumento de la tensión en Egipto. Y con el traslado de la sede central del JFC(Allied Joint Force Command) instalación de los aliados de la OTAN en Nápoles, que ha dejado las instalaciones que usaba desde los años cuarenta y se acaba de cambiar a las nuevas de Lago Patria, al norte de la ciudad del Vesubio. Desde allí se dirige la Operación “Active Endeavour”, que es la que los aliados de la OTAN vienen prestando apoyo a la lucha contra el terrorismo iniciada por Estados Unidos tras el ataque del 11 de septiembre de 2001.

La OTAN contribuye a la tarea de Estados Unidos de dar seguridad, contra el tráfico de armas y el terrorismo, a los movimientos del comercio naval internacional. Y es obvio de el Canal de Suez es, en estos momentos, un punto estratégico de primer orden por el que circula gran parte del tráfico comercial mundial y del transporte internacional de petróleo. Las operaciones de las fuerzas de choque desplazadas al Mediterráneo son dirigidas por el comando marítimo desde Northwood, en Gran Bretaña. Unidades de superficie, submarinos y patrullas aéreas se coordinan en la actividad ordenada.

Todo este operativo ha cobrado una nueva dimensión al agudizarse la crisis de Egipto. El papel de estas fuerzas ya se ha puesto en paralelo con las que, en el lado sur del canal y en el Mar Rojo, ha comenzado a reunir Estados Unidos en las últimas semanas.

¿El Canal de Suez es seguro?

Desde el 1 de enero de este año, un total de 10.255 buques han atravesado el Canal de Suez en sentido norte o sur. Las dificultades que está atravesando Egipto, sus vaivenes políticos, no han alterado la actividad de una ruta marítima de capital importancia para el comercio mundial. Los graves incidentes habidos en todas las ciudades egipcias no han afectado el movimiento de buques que entran por el sur, en Suez y salen por el norte del canal, en Port Said. Un intento de protesta que hubo hace unos meses en el propio canal fue abortado de forma resuelta.

El 13 de agosto, un total de 23 buques entraron en el Mediterráneo, procedentes del sur, y otros 27 hicieron el trayecto, de 163 kilómetros de longitud, y continuaron viajando por el Mar Rojo. El día 14 de agosto, en total, se movieron 45 navíos de todo tipo. Estas son las últimas estadísticas incluidas en la página web oficial de la Suez Channel Authority (SCA) que regula los movimientos de los barcos. Ayer, en esa página, no había señal alguna de anormalidad. Como cada día, estaba prevista la formación de los tradicionales tres convoyes que se organizan en ambos sentidos para detenerse y cruzarse en las estaciones intermedias de Sama o el Gran Lago Amargo.

Sin embargo, la terrible violencia con la que el Gobierno de El Cairo ha hecho frente a las protestas de los Hermanos Musulmanes, puede desembocar en sucesos todavía más graves e imprevisibles que puedan llegar a poner en riesgo la normalidad del tráfico por un Canal imprescindible para la estabilidad económica mundial.

Ese mismo canal, construido a partir de 1859 a raíz de la iniciativa del francés Fernando de Lesseps, fue inaugurado en 1869 por la emperatriz de Francia, la española Eugenia de Montijo. Pieza clave del comercio mundial, que permite no dar la vuelta África de miles de buques que navegan entre Oriente y Occidente, el Canal ya fue objeto, en 1956, de graves sucesos internacionales.

El presidente egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizó las instalaciones porque con los recursos que pensaba obtener quería financiar la construcción de la presa de Asuán. Sin embargo, la incautación determinó la intervención militar de Francia y Gran Bretaña, que desembarcaron en Port Said. Pero la operación fracasó y empeoró el problema, hasta hacer precisa la presencia de las fuerzas de intervención y pacificación de la ONU. Costó largo tiempo rehabilitar el uso del Canal, donde Egipto había hundido cuarenta buques con el fin de inutilizarlo.

Todos los pronunciamientos habidos en las últimas horas dejan a salvo del conflicto egipcio al Canal de Suez, noticia que es relativamente tranquilizadora. De todos modos, la estabilidad del propio Egipto es sustancial para la normalización del mundo árabe, tan sometido a vaivenes, convulsiones e inestabilidad política y social durante la última década.

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