Sin esfuerzo aparente. El Real Madrid absorbió al CAI Zaragoza para plantarse en la final de la Copa del Rey gracias a la enésima exhibición ofensiva blanca, que jugó en todo momento con los maños (98-66). Rudy Fernández fue el máximo anotador blanco (16 puntos), pero otros cinco jugadores lograron sobrepasar la decena en anotación.
Shermadini, centro de atención en las últimas horas por el interés del Olympiacos en hacerse con sus servicios de nuevo, fue el principal foco de los maños (15 de sus 19 puntos los consiguió descanso). En el bando madridista era Rudy quien se cargaba el equipo a su espalda, pronto acompañado por Sergio Llull y Nikola Mirotic (16-10, min. 5).
Abós buscaba aguantar el envite del Real Madrid desde el inicio: estar cuanto más tiempo en partido mejor. Y lo consiguió en el primer cuarto con bonus extra ya que el pívot georgiano pudo sacar del encuentro a Bourousis y Slaughter con dos faltas personales para cada uno (20-15, min. 10).
En el segundo ya no fue así. Una cascada de balones perdidos del CAI propició que el Real Madrid encontrara su mejor momento en ataque. La entrada de Sergio Rodríguez, recibido a gritos de MVP, rompió el partido ante un rival sin alma que debía cambiar su cara si quería evitar salir aplastado del Carpena (54-37, min. 20).
El triple de Llull haciendo un escorzo sobre la bocina de la primera posesión tras el descanso era un resumen rápido del estado anímico de un Real Madrid que va a poner las cosas muy complicadas a su rival en la final (66-40, min. 25). Quebadan 15 minutos de puro trámite. Escribir lo que sucedió no serviría para nada.
Las crónicas a veces pueden complicar el resumen de lo que fue un partido. Ganar de 30 puntos de diferencia una semifinal copera es la perfecta señal de que este Real Madrid va camino de hacer historia. Y la primera parada llegará mañana en Málaga (98-66, min. 40).