El mes del Ramadán es una de las facetas del Islam que habitualmente ha traído algún que otro quebradero de cabeza a los clubes españoles, debido a la creciente llegada a nuestro fútbol de jugadores de países islámicos. Dentro del vestuario del Levante han convivido futbolistas que siguen esta religión, como Arouna Kone, Abdelkader Ghezzal o Nabil El Zhar. La llegada de Issam El Adoua es otro ejemplo más de la mezcla de culturas que, hoy en día, también es habitual en la Liga Española.
Desde ayer más de 1.200 millones de musulmanes llevan el Ramadán a rajatabla. Un período en el que se impone el ayuno diario, durante un mes, desde el alba hasta que se pone el sol. Dicha religión también tiene excepciones y deja saltarse el ayuno en los siguientes casos: al anciano débil, al enfermo crónico y al que ejerce trabajos muy duros y no tiene la posibilidad de encontrar otros más liviano.
En este último caso, El Adoua se enfrenta cada día a un triple sesión de entrenamiento: físico por la mañana, en el gimnasio posteriormente y trabajo táctico por la tarde. Una planificación prácticamente imposible de completar si el deportista no se hidrata y alimenta como es debido. Por eso, el futbolista marroquí ha decidido apartar momentáneamente las leyes sagradas para centrarse en su trabajo como futbolista.
El Adoua desayunará y comerá junto a sus compañeros durante toda la pretemporada. La decisión de Issam parece sencilla pero no lo es en absoluto, dado que los que siguen la religión islámica tienen un respeto superlativo a sus costumbres y creencias. Dejarlas a un lado supone mucho más que un pequeño esfuerzo.
No es el primer sacrificio del jugador marroquí desde que es jugador del Levante. Cabe recordar que el futbolista adelantó sus vacaciones para comenzar el pasado jueves la pretemporada con el resto de sus compañeros. A falta de ver a El Adoua en acción en partido oficial, parece que el marroquí quiere demostrar su implicación para empezar con buen pie su etapa como granota.