El carrito de la compra

Todos somos iguales cuando metemos la moneda de 1 euro en el carro de la compra y flanqueamos la puerta del supermercado de turno. Ese es el momento más democrático del ritual que supone ir a hacer la compra, pero también es el único. A partir de ese instante, cada carro va adquiriendo personalidad propia en función de muchas variables: lo que falta en la nevera, las costumbres y gustos culinarios de tu casa y, fundamentalmente, la pasta de que dispongas para comprar sin que suponga una catástrofe para la economía mensual. Para unos, comprar medio kilo de jabugo ‘del bueno’ es una rutina, para otros un capricho y para los más un descalabro que precipita inexorablemente la llegada del eterno ‘final de mes’.

La economía de los clubes de fútbol no difiere en demasía del ‘paseo’ semanal al mando del carrito que siempre gira mal por los pasillos del super. Conviene saber de las necesidades del equipo, del paladar futbolístico de quienes sacan el pase temporada tras temporada y sentarse a diario con el director/a financiero del club para saber en qué estanterías puedes buscar y a qué zonas del super no puedes ni acercarte.

Pero también tiene una incidencia enorme en el resultado de la compra la habilidad de quien conduce el carrito. De su sabiduría para adivinar cómo será de dulce el melón sin poder abrirlo y de su conocimiento sobre la calidad de una marca de conservas desconocida para la gran mayoría dependerá que la compra sea un gasto innecesario o una buena inversión. Y lo más peliagudo del asunto es que el margen de error es muy estrecho: si compras ‘chopped’ a precio de jabugo no solo conseguirás ser el más ‘gili’ de la contornada sino que llevarás a tu equipo a la ruina deportiva y económica.

Que el Real Madrid despilfarre 65 millones fichando a Kaká o que el FC Barcelona contrate a Chigrinsky por más de 25 sirve, obviamente, para reírse un buen rato del Valdano o el Txiki de turno pero, con total seguridad, es menos gravoso para la economía de sus respectivos clubes que el fichaje de Cissokho, Piatti o Gago para un club como el Valencia. Observarán los pacientes lectores de este artículo que no hago referencia a fichajes de mayor coste y menor rendimiento como Fernandes. La razón de no hacerlo es porque pienso que una contratación como aquella sólo se puede hacer, primero, si no tienes ni p… idea; o segundo, tienes mucho que ganar y más que ocultar de la operación.

Parece que en breve el Valencia va a tener que tomar decisiones importantes de este tipo y no está de más recordarle a quien tiene que decidir que hay que hacer la compra con cabeza y profesionalidad. Si el R.Madrid no ‘debe’ equivocarse en un fichaje de 30 millones, el Valencia no ‘puede’ hacerlo en el de 8 kilos. El que hace la compra tiene que saber cómo saldrá el melón antes de abrirlo. Saber si está dulce, una vez abierto, no tiene mérito alguno. Para eso no hacen falta contratos blindados. 

 

Nacho Cotino (@NachoCotino)

Periodista TVV

Ir arriba