Es lo que es, hay lo que hay…

«Fueron como una habitación de hotel sin pasado ni futuro
fueron lo que fueron porque Dios se empeñó en que fuera así…»

De esta manera comienza una canción de mi admirado Carlos Goñi. Una con un estribillo tan de perogrullo que quizá es la única capaz de explicar el momento que atraviesa el Valencia.

A ocho puntos del rival más cercano a la hora de pugnar por la séptima plaza -la de Europa League-, no se puede obviar la situación provocada por la realidad. Negar que las sensaciones con Pizzi son muy diferentes a las que provocaba el el equipo con Djukic en el banquillo sería tan necio como girar la vista ante la situación de que el equipo ha conseguido sólo tres puntos más que con el balcánico en once partidos.

Más que un ‘efecto Pizzi’ -nunca me gustó esa etiqueta-, siempre preferí hablar de un ‘proceso’. Y es muy posible que este proceso siga produciéndose, sobre la marcha tras el «Moneyball» efectuado por Rufete en el mercado hinvernal.

Cabe preguntarse por tanto aquello de si ha valido la pena cambiar calidad por compromiso. Tengo claro (y es mi opinión muy personal) que sí. Que puestos a morir en la orilla, lo prefiero hacer con un equipo que ande limitado de recursos, antes de hacerlo con un grupo de virtuosos cuya vanidad y falta de compromiso sepulta bajo varios millones de toneladas su supuesta calidad.

Es cierto que el equipo anda cojo en posiciones como la de creador de fútbol –Parejo, y después el desierto- y que en la delantera sin Alcacer el equipo es lo mismo que Froilán con un arma: se acaba pegando un tiro en el pie.

Pese al evidente compromiso, el equipo se ha caído de una manera alarmante cuando empieza el tramo definitivo. A ocho puntos del objetivo con un máximo de treinta por jugar, se plantea una contrarreloj para el cual el equipo cuenta con argumentos futbolísticos muy determinados.

Y pese a que en la plantilla ya hay alguno que ve ganar la Europa League como camino más corto para volver a la competición continental la temporada próxima -más por lo complicado de la vía Liga que por lo asequible de la vía UEFA-, la realidad es que el equipo tiene los argumentos que tiene.

O sea, que es muy encomiable el esfuerzo que están haciendo estos futbolistas desde la llegada de Pizzi y la limpieza del vestuario en enero. Que además las lesiones han provocado que afrontar algunos encuentros con cuatro y cinco bajas haya pasado una factura muy alta. Pero sobre todo, acabo con el estribillo de la canción que da título a esta columna de opinión, y con la que que comenzaba la misma. Al final la actual plantilla, y no es reprochable a sus futbolistas

«Es lo que es, hay lo que hay,
por ahora no dan más…»

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de La Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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