Ever… no nos falles

Cinco años hace que el mediocentro argentino aterrizó en Valencia y parece que ha llegado la hora de Banega. Parece que por fín está listo para coger la bandera que tantas veces se ha pasado por la entrepierna, que va a ondearla con orgullo y… lo que es infintamente más importante: despertando el orgullo de la gran mayoría de valencianistas que cada vez recelan menos al dejar tan preciada bandera en las manos de alguien como él.

Se respira en el ambiente una fe creciente e inequívoca en un futbolista de cuya calidad nadie en su sano juício duda y se adivina un ‘no nos falles’ como el que los simpatizantes socialistas le cantaban a ZP en la noche de 2004 al ganar las Elecciones. Resulta absolutamente comprensible cierto resquicio de duda al tratarse de un jugador con su historial extradeportivo. No por el episodio ‘gallolero’ de la webcam, por sus gastroenteritis producidas por el hielo en mal estado de los garitos de la ciudad, por su ‘posado’ en facebook luciendo camiseta madridista, por el rocambolesco atropello en propia puerta en la gasolinera de Kinépolis o por su demostración de espíritu fallero cuando ardió su flamante Ferrari a las puertas de la Ciudad Deportiva. Lo doloroso es que todo eso, y lo que no ha trascendido, lo hizo siendo jugador de un Club que lo ha tratado SIEMPRE extraordinariamente bien pese a que en muchas ocasiones ha conseguido sonrojar al mismísimo murciélago del escudo. Y lo más frustrante en que en cinco años no ha sido capaz de tapar con fútbol los socavones que abría fuera del campo.

Ahora sí parece dispuesto a poner su inmenso talento al servicio de su carrera y del Valencia CF. Será porque ha madurado, será porque le han abierto los ojos y cerrado la nevera, será porque Valverde supo tocar la tecla que otros no supieron tocar o será, seguramente, por todo ello junto y revuelto. Sea por lo que sea Ever Banega ha destapado el tarro de las esencias y tiene al valencianismo postrado a sus pies. Ayer noche en Mestalla no rubricó una gran actuación y se notó mucho. Es importante que arranque la temporada nueva con la misma solvencia que terminó la pasada. Hacerlo habiéndose producido un cambio de entrenador, haría albergar esperanzas en una contunidad en el rendimiento insólita hasta la fecha y bienvenida sea.

No hace mucho tiempo el brazalete le quedaba, por deméritos propios, como a un ‘cristo dos pistolas’ y hoy no hace tanto daño a la vista.

 

Nacho Cotino (@NachoCotino)

Periodista

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