Explotar hacia adentro

El confuso período comprendido entre la primera aparición pública de Federico Varona y la Junta General de Accionistas que derivaría en la presidencia de Salvo tuvo episodios cómicos, divertidos, tensos, aberrantes… e incluso algunos que, de hacerse públicos, dificultaría a más de uno salir a la calle sin gafas de sol, gabardina y sombrero.

También esos días quedaron grabados en el disco duro de la historia valencianista en formato ‘Power Point’. Las extensas exposiciones públicas de Martínez primero y de Salvo después, sin ser un ‘berrido’ de modernidad, sí supusieron un significativo paso adelante.

Los unos, con el aforo completo, contaban cómo será el Valencia CF y las posibilidades de internacionalización de la marca a lomos de las nuevas tecnologías y… los otros, con pinchazo de concurrencia estrepitoso, contaban batallitas de descensos con un alarde de caspa cinematográfica.

Ya han pasado días y cosas como para comprobar que, para sentarse en el tobogán y asumir las riendas del Valencia, hace falta algo más que un PowerPoint y un saco cargado de buenas intenciones. Pero también es fácilmente perceptible que la ilusión y la convicción del camino trazado continúa intacta a pesar de las muchas dificultades que aparecen, o cuanto menos es lo que un servidor percibe a día de hoy.

El cambio radical que se respira entorno al Valencia supone, sin duda, una gran oportunidad pero debe ser en doble sentido. Hace falta una explosión que evangelice mercados pero también el Valencia necesita una implosión. No es la primera vez que se intenta una ‘Gran Cruzada’ a la conquista del ‘Mundo Futbolero’ y ojalá esta sea la definitiva, pero todavía está pendiente la explosión hacia dentro. Mandatarios, jugadores y técnicos deben congraciar al Club con el aficionado leal estando cerca de ellos.

Es vital conseguir que el valencianista se identifique con su club. Pero ese compromiso tradicionalmente cimentado en la fe debe empezar a basarse también en la transparencia que genera confianza. Hay que reclutar más, sí. Pero al que ya está, hay hacerle partícipe de la aventura. Y esto no se resuelve con un superprofesional servicio de atención al cliente: es una cuestión de actitud.

Los edificios inteligentes de diseñazo, domotizados y sosteniblemente climatizados son espectaculares… pero no corre el aire. Y de vez en cuando está bien abrir ventanas para respirar. Mejor cristales que muros, mejor hablar que callar, mejor a puerta abierta que a puerta cerrada.

 

Nacho Cotino (@NachoCotino)

Periodista

Ir arriba