Sólo tres minutos tardaron Neymar y Brasil en despejar las dudas sobre su rendimiento con el golazo que puso por delante a los locales, un remate ajustado a la escuadra del nuevo crack del Barcelona que relajó a los anfitriones. Con el 1-0 en el marcador los de Scolari pudieron controlar el juego y esperar los errores de Japón, combinado del que se esperaba mucho más.
Tan sólo los disparos lejanos y a balón parado de Honda, futbolista del CSKA de Moscú, inquietaron en algún momento la portería de Julio César, veterano portero que vivió con tranquilidad el plácido primer tiempo de un partido al que por momentos le faltó ritmo e intensidad.
Con la ventaja mínima para Brasil arrancó un segundo tiempo en el que otra vez los locales castigaron desde muy pronto, esta vez por medio de un disparo de Paulinho sobre el que pudo hacer algo más el arquero nipón Kawashima. La ventaja de dos goles ya se antojaba como imposible de remontar para una selección de Japón que decepcionó a todo el mundo, expectantes de ver jugar a un grupo de futbolistas curtidos en su mayoría en Europa y que recientemente habían logrado el billete para el Mundial del próximo verano.
Pero los equipos de Scolari son así, cuando se ponen por delante controlan el juego, lo adormecen y aprovechan la mínima oportunidad para matar a la contra. Esta Brasil tiene un aire más industrial en el que ponen la gotas de alegría los laterales Marcelo y Dani Alves –destacados en el día de hoy- así como el joven Oscar o Neymar, goleador en el debut de Brasil que tuvo que ser sustituido por un golpe en la cadera.
La victoria jamás peligró para la ‘verdeamarelha’, que además sería capaz de alcanzar la goleada con el tanto de Jo a pase de Oscar en el descuento. La fiesta en la capital Brasilia ya estaba servida, una ciudad que refleja el sentir de todo un país que respira fútbol por los cuatro costados y que ha podido vivir el debut soñado por su selección, camino de su cuarta Copa Confederaciones.