Porteros

Miroslav Djukic le echó la semana pasada una mano al club en su primera rueda de prensa en Paterna. Preguntado por la problemática que viene sucediendo en la portería del que hoy es su equipo en las dos últimas temporadas, el serbio quitó hierro al asunto y se deshizo en elogios hacia Diego Alves y Vicente Guaita.

Negó que el tener dos grandes porteros de un nivel similar constituya un problema. La realidad ha demostrado que más que un problema supone un quebradero de cabeza para el entrenador de turno decidirse por uno de los dos y hacer posible la convivencia deportiva entre ellos.

 

En parte no le falta razón. El problema sería tener dos malos porteros. Cierto polémico entrenador dijo en los 80, preguntado por sus porteros, que el titular jugaba no siendo un buen portero, porque su suplente era aún peor (como psicólogo no tenía precio el individuo).

 

Pero donde vino el hecho diferencial a la hora de establecer escenarios similares con las temporadas anteriores es cuando aseguró con total tranquilidad que «yo no soy de rotar los porteros». Envió un mensaje directo a uno de los dos: el que se quede se puede chupar una temporadita entera en el banquillo.

Se acabó, por tanto, la hoja de Excel y el calendario de ‘dos partidos un portero, dos partidos otro’. La reacción no se hizo esperar y a las 24 horas Diego Alves y su representante se plantaron en las oficinas del club. Ya se sabe que el brasileño está obsesionado -y hasta cierto punto es comprensible- con entrar en la lista de convocados de su selección para el mundial del año que viene, y jugar el Mundial en su pais.

A la salida, más allá de la excusa chorra de que «hemos venido a conocer al presidente», se quiso vender la historia de «estamos aquí muy a gusto y queremos seguir». Por la tarde llegó un comunicado de la empresa que representa al brasileño. Era un «sí pero no». Una versión moderna de la famosa frase que en su día ya pronunció Pedro Cortés. Aquella de «apoyaré incondicionalmente a mi entrenador hasta un minuto antes de echarle». Fue algo así como que Diego Alves estaba muy contento y con ganas de seguir en el Valencia «pero si llega una oferta que pueda satisfacer a ambas partes…».

Alves intuye que la apuesta del club es Vicente Guaita. El hecho de que además el valenciano vaya a ser escogido como uno de los capitanes de la plantilla aumenta esa percepción. El brasileño intuye que, incluso para Djukic, el valenciano está uno o dos cuerpos por delante en la carrera por no chuparse un añito sentado en el banquillo. Volvió a proponer una cesión y la respuesta del club fue tajante. No hay cesiones. Quien quiera marchar, que traiga una oferta con dinero contante y sonante para las arcas del club, que buena falta hace.

La contra reloj ha comenzado. Nada es seguro, pero ahora mismo todo hace pensar que Alves tiene la percepción de que o sale o se pierde el Mundial, porque no hay casos de porteros que se pasen un año entero en el banquillo y que sean convocados por una selección con aspiraciones. Y tampoco tiene pinta de que el brasileño quiera arriesgarse a ver si él se convierte en la primera excepción…

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de la Taula Esportiva de Radio Nou

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