Romain Sato: Cuando el guerrero se reencuentra con su pasado

Uno siempre está más tranquilo si Romain Sato está de su lado en una final. Pregunten en Siena, en Estambul o en Atenas. Todos contestarán igual. El palmarés del alero centroafricano plasma en números ese carácter ganador que ha encandilado a La Fonteta esta temporada. Satismo lo llaman. Ese furia competitiva que desprende el número 10 del Valencia Basket es conocida mejor que nadie por dos de sus rivales en busca de la Eurocup: Kostas Kaimakoglou y Ian Vougioukas. Los tres tocaron el cielo con el Panathinaikos en 2011 y ahora quieren ayudar a sus nuevos equipos a regresar al paraíso europeo.

Ganar una Euroliga es algo especial. El centroafricano lo hizo en el Palau Sant Jordi ante el Maccabi de Chuck Eidson, al que se volverá a medir en esta final. «Es una de las mejores cosas que nos ha pasado a los tres. Ganar la Euroliga y regresar a la Final Four al año siguiente fue magnífico. Allí siempre se compite duro, para ganar. Es lo que aprendes en el Panathinaikos. Luego, cuando vas a otros equipos, tratas de inculcar esa mentalidad para intentar ganar más títulos. Eso es bueno para nosotros», explica.

CURTIDO EN MIL BATALLAS

Sato aportó 13 puntos y 7 rebotes en la final de 2011. La lección estaba bien aprendida. Y es que, antes del Sant Jordi, el Panathinaikos de Zeljko Obradovic tuvo una papeleta aún más dura: eliminar al entonces campeón, un Barça intratable que contaba con el factor pista a favor. «Sabíamos que tenían ventaja de campo y fuimos a jugar bien allí a Barcelona. Lo hicimos así y perdimos el primer partido por dos o tres puntos. En el segundo partido conseguimos empatar la serie y sabíamos que jugando en casa no íbamos a volver a Barcelona», rememora el centroafricano.

El OAKA entraba en juego. «Es algo especial. Todos estábamos concentrados en ello, también los aficionados. Es una ambiente diferente a todos, el ruido es increíble y estar jugando contra el favorito número uno todavía lo hace mejor. Son los mejores partidos de mi carrera porque ahí juegas contra los mejores jugadores, cada punto cuenta, cada defensa también. Es como los partidos que tenemos que jugar nosotros ahora», asegura.

DOS AMIGOS, ENEMIGOS EN LA PISTA

La crisis en Grecia obligó a casi todas las estrellas a marchar del Olimpo. Kaimakoglou y Vougioukas volaron al dinero del Unics y Sato lo hizo al ambicioso proyecto del Fenerbahçe. Ahora se reencuentran, como siempre, en la élite europea. «Son buenos tíos. Pasé dos años con ellos, fueron temporadas magníficas con buenos recuerdos. Además, son buenos jugadores porque son jugadores de equipo que solo quieren ganar. Compiten al máximo y será duro enfrentarse a ellos, pero ahora todo será diferente porque es una final», explicó el alero sobre sus excompañeros de equipo. Una amistad forjada en Atenas pero que desaparecerá una vez salten al parquet.

«No me preocuparé de ellos tanto como de nosotros mismos, aunque sé que van a salir a darlo todo y nunca se van a rendir. Lucharán hasta el final. Somos amigos fuera de la pista y estuvimos mucho tiempo juntos entonces, pero dentro de ella todo es diferente: ahí jugamos duro. Después volveremos a ser amigos, es lo único que te puedo decir», esgrimió con una sonrisa, esa que es imposible sacarle mientras juega.

KAIMAKOGLOU: DUREZA Y POLIVALENCIA

Sobre Kostas Kaimakoglou, al que quizás tenga que enfrentarse cara a cara en la final, el alero ‘taronja’ comentó que «es un jugador muy duro, muy físico. Eso es lo que le hace especial y lo que le permite jugar en todas las posiciones: de 2, 3, 4 o 5. Es el jugador clave para el Unics porque, junto a Vougioukas, pueden mandarles balones al poste bajo y así crear juego para el equipo y para ellos mismos. Debemos pararle porque es una pieza vital y hace todo muy fácil».

Con un físico portentoso para desenvolverse como alero, Kaimakoglou también juega muchos minutos de ala-pívot. Casi todos se vendrían abajo ante esa fortaleza. No hace falta ni contestar en el caso de Sato. «El puesto de tres es muy físico y no tengo ningún problema en eso. Jugaremos de esa forma en la final y veremos lo que ocurre. No sólo nos debemos centrar en ellos, pero son sus jugadores referencia», prosiguió. La batalla echará chispas.

VOUGIOUKAS: TALENTO AL POSTE BAJO

En el caso de Ian Vougioukas también hay que tener en cuenta que el Valencia Basket ya le privó del sueño de la Eurocup en 2010 cuando era la referencia del modesto Panellinios. A la temporada siguiente dio el salto al PAOSato explicó sobre su excompañero que «es un jugador más interior, de poste bajo. Es un buen jugador, es muy duro a nivel ofensivo y tenemos que hacer un buen trabajo sobre él, limitando las veces que toque el balón. Si el balón lo recibe arriba es diferente a si lo recibe abajo en la pintura».

¿UN SUEÑO? CERRAR EL CÍRCULO CON LA EUROCUP

Después de ganarlo todo, soñar con una Eurocup puede parecer algo menor. Pero Romain Sato sabe perfectamente lo que significa este título para la gente de Valencia: lo mismo que para el Panathinaikos la Euroliga. «Significaría mucho ganarla para mí y para el equipo. Sería bueno para la organización y para nosotros. Hemos luchado mucho para llegar aquí: hemos competido desde la primera fase con partidos a vida o muerte. Sabemos que no ha sido fácil llegar», comentó.

«Hemos tenido viajes largos, hemos ganado al Khimki, que es uno de los mejores equipos de Europa. Una cosa que sé es que Dios es bueno, es lo que siempre digo. Ganar la Eurocup sería fantástico. Nuestro objetivo siempre ha sido llegar a la final y ver lo que sucede. Nos enfrentamos a un equipo complicado, no va a ser fácil pero eh… es una final y tienes que dar todo lo que tengas», concluyó. Sí, definitivamente uno está más tranquilo con el guerrero de su parte.

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