«Si el Valencia Mestalla va bien todos tendremos más oportunidades el año que viene»

Hiroshi Ibusuky (Nagareyama, 1991) sabe que al fútbol juegan once contra once en cualquier parte del mundo, pero no todos son capaces de afrontar con la seguridad con la que él lo hizo el ‘salto’ a Europa, para jugar en el Girona con apenas 17 años de edad, desde su Japón natal. Allí, en las calles de su pequeña ciudad, creció un ‘gigante’ que rozaba los dos metros de altura, con una inusual tez morena para los habitantes de la zona, que soñaba con viajar al Viejo Continente para emular a aquellos protagonistas del manga ‘Oliver y Benji’ (‘Captain Tsubasa’ en el país del Sol Naciente) que tanto le hacían reír cuando era un niño.

Para el que no lo sepa, en Japón el béisbol es un deporte mayoritario, se podría decir que por delante del fútbol. Pero usted va y se dedica a ‘pegarle’ patadas a un balón…

Bueno, la verdad es que antes el beisbol era una religión, pero ahora está a la misma altura que el fútbol. En mi país hay mucha gente que también lo juega, y en mi época ya había mucha gente que lo practicaba. Yo no me acuerdo exactamente cómo empecé, pero tengo que decir que desde que tengo memoria sé que me gustaba jugar a este deporte.

Y en su memoria también guardará con especial cariño la llegada a la liga japonesa de figuras mundiales como Hristo Stoichkov, que ayudaron al crecimiento del fútbol en su país.

Claro que sí. Stoichkov jugó en el Kashiwa Reysol, mi equipo anterior, y la verdad es que estuvo muy bien tener a este tipo de veteranos en el equipo. Me ilusionaba, pero realmente me gustaba jugar desde pequeño, antes incluso de llegar a conocer a jugadores internacionales.

Es curioso escucharle decir «desde pequeño», y darse uno cuenta de que está ante un futbolista que roza los dos metros de altura. ¿Fue algo que le acompañó desde la juventud, que tal vez provocó que más de un entrenador quisiera utilizarle de defensa ante lo complicado que es encontrar jugadores japoneses de su envergadura?

Bueno, desde los cinco años siempre jugué de delantero. No era tan grande cuando tenía 12 años, medía alrededor de 1,60, que aunque estaba por encima de la media de mis compañeros no provocaba que llamara demasiado la atención.

Aunque lo que seguro que sí que llamó la atención fue la oportunidad de dar el ‘salto’ a Europa para firmar por el Girona. ¿Cómo es el momento en el que se sienta a hablarlo con su familia?

La verdad es que no fue tan dramático como podría parecer, ya que ellos sabían de siempre que yo quería jugar en Europa, a un nivel de fútbol más alto que en Japón. Ellos no lloraron, me dieron ánimo y me dijeron que fuera a cumplir mi sueño. Fui una semana de prueba a Girona, y podía haber vuelto a mi país si ellos me hubiesen rechazado porque tenía ofertas de la liga japonesa. Pero ellos me quisieron fichar y hablé por teléfono con mi familia, que me dijo que volviera a Japón para hablarlo aunque eran conscientes de que yo quería jugar en Europa. Lo hablamos tranquilamente y me dijeron que hiciese lo que quisiera, así que tengo que darle muchas gracias a mi familia por su apoyo.

Llegar a Girona supone un cambio radical, una adaptación en muchos sentidos.

Tenía un traductor y todo lo que necesitaba en Girona. Había venido tres veces a España antes y algo de idea tenía sobre lo que me iba a encontrar, pero vivir es muy distinto a visitar un país un par de veces. Yo siempre me intento abrir a los compañeros, el problema es que al principio no sabía decir nada. Pero me gusta mucho España y me he acostumbrado muy rápido, gracias por supuesto a la ayuda de mi familia y el traductor.

Y aunque no es algo tan ‘bestia’ como cambiar de continente, pero también sería curioso para usted pasar de Cataluña a Andalucía para jugar en el Sevilla, con el humor y la forma tan especial que tienen de afrontar la vida.

En Sevilla hablan muy rápido, contaban muchos chistes y hacían bromas que no terminaba de entender. Fueron muchos cambios respecto a Girona, pero dentro del campo al final es lo mismo, jugamos al futbol y nada más. Somos once contra once y al final al fútbol se juega igual en todas partes.

Esa es una gran verdad, pero también lo es la enorme atención mediática que suelen despertar los futbolistas japoneses, seguidos por periodistas de su país en un momento en el que este deporte cada vez es más popular. ¿Eso también le ha sucedido a usted?

Para ser sinceros tengo que decir que yo todavía no soy muy conocido en Japón. Yo creo que el fútbol ahora mismo está cerca del béisbol y sumo en mi país, está creciendo poquito a poquito. Ahora, cuando juega Japón, hay mucha gente que lleva la camiseta de la selección viendo el partido en un bar.

¿Y que falta para darle el último impulso al fútbol en Japón?

Lo importante ahora es mejorar la Liga de Japón, si no lo logramos no hay futuro. Todavía tiene un nivel bajo. Lo más importante es elegir un camino correcto, un carril correcto. La clave ahora es seleccionar lo que tenemos que hacer para crear algo positivo a partir de ahí, y espero que las olimpiadas ayuden en este aspecto.

Ya que saca el tema de los Juegos Olímpicos del 2020, que recientemente le han sido otorgados a Tokio, ¿cómo se sintió con la elección?

La verdad es que estuve muy contento con la elección de Tokio 2020. Considero que los Juegos Olímpicos afectarán directamente a la motivación y a la forma de ver el deporte de todos los ciudadanos de mi país.

¿A usted le afectó de pequeño el famoso manga de ‘Captain Tsubasa’? (en España se le conoce como ‘Oliver y Benji’).

No sé (risas), yo también he leído esto pero me lo tomaba más como algo divertido con lo que pasar un buen rato. Es para divertirse, no fue algo que leyera y a partir de ahí decidiera que voy a empezar a jugar a fútbol. Si tengo que elegir a un personaje me quedo con Marc Lenders, pero no es real, no me lo tomo mucho más en serio, si hasta había personajes que parecía que volaban.

Una de los sueños que tenían varios personajes de esa historia era jugar en Europa, algo que usted ya ha cumplido. ¿Es el Valencia un sueño para un futbolista japonés?

Yo siempre quiero llegar lo más arriba del todo posible, así que ahora mismo mi ilusión es mucha por estar aquí en Valencia, pero todavía tengo que hacer muchas cosas más. Es un sueño, pero todavía tengo que trabajar mucho para que mi carrera futbolística siga creciendo. No miro al primer equipo todavía, me concentro donde estoy ahora y de momento sólo pienso en eso.

¿Le han recibido con muchas bromas y chistes dentro del vestuario? ¿Ya les ha puesto algo de flamenco, que es algo que a usted le gusta bastante?

Las bromas y los chistes son algo que todavía me cuesta un poquito para entender, pero quiero aprender. Y el flamenco aquí todavía no he podido ponerlo, ni tan siquiera bailarlo tanto como lo hacía en Sevilla, pero es algo que me gusta bastante, como le pasa a algún compañero que vino de Andalucía.

¿Y qué tal la ciudad de Valencia, ya tiene algún sitio especial al que le guste ir?

Lo cierto es que a mí me encanta esta ciudad. Desde que estoy aquí he podido ir a varios sitios, como la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. La comida es otra cosa que me gusta mucho. En mi tiempo libre me voy a pasear y también hablo mucho con mi familia que está en Japón utilizando el Skype, es lo que más suelo hacer cuando no juego al fútbol.

¿Cuáles son sus objetivos este año a nivel personal?

Primero marcar muchos goles y después jugar y ganar muchos partidos con mis compañeros. Si estamos arriba todo el mundo del Mestalla tiene más oportunidades para el año que viene. Quiero estar arriba en la clasificación con todos mis compañeros y entrenadores. Dentro del campo me da igual todo lo de alrededor, mi trabajo es el de concentrarme dentro del terreno de juego para dar el máximo rendimiento posible.

¿Acudir al Mundial de Brasil representando a su país también está en su mente?

Bueno, ojalá vaya, pero ahora mismo no puedo pensar en esas cosas. No pienso ni en el Mundial ni en el primer equipo del Valencia CF, solo en jugar bien con el Mestalla y estar bien con mis compañeros. Nada más que eso.

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