Los Presupuestos Generales del Estado de 2016, ¿recuperación o electoralismo?

Tras la presentación en la jornada de viernes de los Presupuestos Generales del Estado para 2016 por parte del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, la mayoría de comentaristas señalan que contienen la búsqueda de la simpatía de los funcionarios y bajada de impuestos. Aun así, cuesta mucho creer que un ciudadano, en este caso un trabajador del sector público, pueda cambiar el sentido de su voto por este tipo de guiños. Por otra, todos sabemos que los presupuestos del Estado se nutren de los impuestos que pagamos todos, por tanto, a mayor recaudación, mayor redistribución de la riqueza y mayor fortalecimiento de los servicios públicos es decir, del estado del bienestar. Cuidado, porque el resultante inverso de esta ecuación es a menos impuestos, menos recursos del estado, menos estado del bienestar y más recortes. Pero no se busca esto. Se busca el titular electoralista: menos impuestos, bandera histórica (salvo la subida del IVA) del PP. De hecho, en la presentación de los presupuestos, Mariano (como ahora pretende el servicio de comunicación del PP transmitir mayor cercanía del candidato popular), lo fiaba todo a la recuperación económica en la que se supone que entramos, rozando aquel ridículo del PSOE cuando hablaba de brotes verdes. Estamos convencidos que la sociedad no se va a tragar este caramelo con una tasas de paro y de calidad del empleo calificable de desastre generalizado.

Pero sospechamos que la tramitación de los presupuestos en el verano que antecede a las próximas elecciones generales también esconde -como se desprende del gozo que transmiten algunos representantes del PP en privado- que de haber cambio de gobierno, el nuevo ejecutivo español haya de “apechugar” con la previsión económica del PP para 2016. La cosa en las generales se presenta apretada. En cualquier caso sabemos que tendremos un gobierno socialdemócrata sustentado por Podemos o de continuidad con el PP. De economía y de pactos irá la próxima campaña electoral, de hecho los populares parecen fiarlo todo a la recuperación económica y a los pactos con fuerzas “radicales” del PSOE. Claro, la izquierda si quiere gobernar debe recurrir a los pactos, porque, como recordaba nuestro director Quelo Romero en la tertulia del Bon Dia Valencians de NewsFM, el PP ya hizo sus pactos en su día. Conviene recordar que el actual PP es la refundación de la Alianza Popular de Manuel Fraga Iribarne, con el añadido del PDP, el Partido Liberal y posteriormente algunos restos del naufragio del CDS, una AP que ya había reunido anteriormente a casi toda la derecha que representaban partidos como Reforma Democrática, Unión del Pueblo Español, Democracia Social, Acción Regional, Unión Social Popular o Acción Democrática Española entre otros. Por eso, Rajoy y los suyos no pueden pactar con la “derecha radical” porque ya está en su seno y no hay nadie más (con el permiso de Albert Rivera y su formación de laboratorio empresarial y del voto del enfado con el PP) en ese espectro político. En cualquier caso, esperemos que lo de “radical” sean solo ocurrencias publicitarias de unos y de otros y que la sangre no llegue al río.

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