Reforma del Estatuto de la Comunitat Valenciana y Rajoy a otra cosa. Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, en funciones, fue ayer el gran ausente de un debate de la reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana que va encaminada a igualar la aportación del Estado español al peso poblacional de la Comunitat Valenciana y que no agrada a Ciudadanos, que la ven inútil, ya que no incrementa ni un euro lo recibido. Una reforma no vinculante y que no obliga al futuro Gobierno a adoptar un cambio de rumbo, respecto a lo tradicional: que nos maltraten. Una reforma que tiene por objetivo solucionar la problemática del reparto de los Presupuestos Generales del Estado, que implica una discriminación del pueblo valenciano.
Un debate que también fue utilizado para visibilizar la falta de inversiones en nuestra autonomía. La mayoría absoluta del PP en la Comunitat impidió la tramitación de enmiendas a los PGE, que iban desde el Corredor Mediterráneo, el IVAM, el Palau de Les Arts, que están infrafinanciados y carentes de inversiones, si lo comparamos con el Museo Reina Sofía o El Liceu de Barcelona.
No iba con él, tampoco con el enemigo público número uno de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana: Cristóbal Montoro. Después de haber menospreciado a los valencianos y echarnos la culpa de todos los males de su Ministerio, incapaz de poner solución a los desequilibrios, ni al endeudamiento estructural de algunas comunidades, se limita a meterse con sus gobernantes autonómicos por su presunta incapacidad o, mejor dicho, capacidad para gastar por encima de lo necesario.
Otro de los grandes ausentes fue Pedro Sánchez, no así su fiel escudero Antonio Hernando, pegado al teléfono durante las intervenciones, al igual que Íñigo Errejón, que no paró quieto en ningún momento, como si lo más importante sucediera fuera del hemiciclio y no dentro.
¿Será por que ahora interesa más hablar de debates que de nuestra Comunitat Valenciana?