El Estado siempre gana

 

Uno de los dichos más populares  y que refleja fielmente la capacidad de la banca para superar adversidades, sistemas de recapitalización, quiebras, fusiones y mil circunstancias variopintas más es que siempre tiene la capacidad camaleónica para resultar ganadora de múltiples envites.

Y esto no obedece a una casualidad, sino a un sistema de planteamiento y previsiones que le permiten anticiparse a todas las circunstancias del mercado, quiebra por gestiones y politización aparte,  con la suficiente solidez y estrategia para preservar su modelo de negocio al precio que sea. Pero esta no es hoy la razón de este artículo, aunque daría para mucho.

Simplemente utilizamos el símil para demostrar que el Estado, efectivamente, también gana, y sobre todo cuando se convierte en un rodillo imparable cuyo objetivo es la recaudación y una semi plataforma para la generación de empleo con el objetivo de  obtener, precisamente, mayores recursos económicos.

Porque al final podemos estar hablando de modelos de contrataciones por a, b, c, d y todas las letras que nos encontremos en el diccionario, pero lo bien cierto es que las empresas siguen sometidas a unas exigencias tributarias que hacen de la generación de empleo en España casi una utopía.

Todos los especialistas en materia laboral destacan que la reducción del paro es una excelente noticia, como así reflejan los datos de la EPA de noviembre, pero otra muy diferente es por qué el Estado conociendo los mecanismos fiscales para facilitar la contratación no los pone en marcha?

Y además, lo más sangrante de todo es por qué no se rebajan las cotizaciones a la Seguridad Social cuando se convierten en un modelo inviable y una barrera infranqueable para la mayoría de pymes y sobre todo de los autónomos?

Porque resulta difícil de entender, por no decir chocante, que se presuma de buenos datos de reducción del paro, se vendan las mejoras y reformas necesarias para la reactivación del empleo en España cuando las cotizaciones mínimas sociales alcanzan los 300 euros.

Es qué acaso el Ministro de Economía Luis de Guindos, o el Comisario de la UE para Asuntos Económicos, Oli Rehn no son conscientes de qué con ese lastre es imposible que se reactive la contratación en España?

Y ya, para rizar el rizo, aparece un informe realizado por la consultora PwH donde se pone de relevancia que España difícilmente podrá alcanzar registros de creación de empleo por debajo de los que se creaban antes de la crisis, allá por el umbral de 2033.

Entonces, para qué queremos seguir aplicando reformas laborales, desarrollar nuevos y múltiples modelos de contratación o tener un contrato único e indefinido si no somos capaces de quitarles el yugo que ahoga permanentemente a las pymes. ¿Alguien lo entiende?

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