Los Business Angels, esos grandes desconocidos

Cuando hablamos del mundo del emprendimiento habitualmente ponemos nuestra atención en las startups, esas innovadoras y valientes empresas que pelean por cambiar el mundo… pero hay otros actores igualmente importantes de los que no se suele hablar a menudo: los Business Angels.

La del Business Angel es una figura poco conocida por el gran público en España pero que resulta clave para que el ecosistema emprendedor florezca. Se trata de personas (no sociedades de inversión) que arriesgan su patrimonio personal invirtiendo en proyectos innovadores en sus fases más iniciales, donde habitualmente ni los bancos entran.

Pero lo realmente interesante de éste tipo de inversores no es sólo que aporte la tan deseada capitalización a los emprendedores, sino precisamente lo que aporta y no es dinero: su conocimiento, contactos, implicación y apoyo.

Éste es el principal factor que diferencia a un Business Angel de cualquier otro tipo de inversor, que ofrece algo más que dinero, lo que en argot se conoce como “Smart Money”. Y es que en las fases iniciales de cualquier empresa el dinero muchas veces no es lo más importante, aunque sea lo más necesario… ya que invertir dinero en un mal modelo de negocio o careciendo de los contactos necesarios para ejecutarlo es tirar el dinero a la basura.

Habitualmente el perfil de Business Angel es el de un empresario o profesional con experiencia que ha decidido poner a trabajar su patrimonio y conocimientos apoyando proyectos empresariales innovadores, es decir, se trata de un inversor que no solo ofrece capital sino que “se arremanga” a trabajar junto al emprendedor para sacar la empresa adelante.

Sus inversiones habitualmente se sitúan en la horquilla de los 10.000€ a los 200.000€ y suele invertir en proyectos relacionados con sectores o mercados que conocen bien y donde puede aportar su experiencia y contactos.

Últimamente estamos viviendo una interesante deriva de inversores tradicionales, acostumbrados a apoyar proyectos “del ladrillo” y que quieren introducirse en este interesante mundo… algo positivo pero que requiere por su parte de una importante adaptación de sus esquemas mentales y financieros.

Muy a menudo se trata de inversiones no financieras que persiguen un doble objetivo: por un lado estar en contacto con un perfil de empresas muy divertido e innovador, el de las startups, lo que le permitirá conocer proyectos apasionantes en los que involucrarse… y por otro lado poner a trabajar sus conocimientos y aportar no sólo capital sino valor añadido.

Pero no debemos caer en la candidez, los Business Angels son inversores que a cambio de su dinero y apoyo esperan obtener rentabilidades muy altas,  casi siempre de dos dígitos… algo que compensa el alto riesgo que dichas inversiones entrañan. Aunque varía mucho entre inversores, es habitual que de cada 10 inversiones que haga un Business Angel 1 o 2 salgan muy bien,  en 2-3 recupere con suerte lo invertido… y en el resto lo pierda completamente.

Pero no se trata de tiburones que desean quedarse con la mayor parte de la empresa, ni mucho menos. Como máximo un Business Angel suele invertir por un 30% de compañía… ya que su objetivo no es quedarse con el mayor trozo de pastel, sino hacer el pastel muy grande. Esta mentalidad vienen de la comprensión de que el emprendedor necesita saber que pelea por su propia empresa y no por la de un inversor anónimo.

Si uno quiere descubrir qué Business Angels están activos puede acudir a cualquier de las variadas redes de Business Angels (BAN, Business Angels Network) que existen en  España, como la que surgió en la Comunidad Valenciana, CVBAN, y que a día de hoy es la más red privada e independiente de inversores ángel más grande de España.

En resumen, se trata de una figura de vital importancia para la sociedad, que asume grandes riesgos sobre su patrimonio personal para apoyar en el momento que más lo necesitan a proyectos innovadores… algo que sin embargo no está suficientemente valorado ni recompensado fiscalmente: a expensas de la implementación de la famosa Ley de Emprendedores, hasta no hace mucho los posibles beneficios que un Business Angel obtuviera en un proyecto eran tratados fiscalmente igual que si hubiera vendido un piso o un coche… algo que no tiene en cuenta las muchas inversiones fallidas que preceden a una inversión de éxito. ¿sensato? Yo creo que no.

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