Mi madre quiere que trabaje en IKEA

Me pasé toda la adolescencia escuchando a mi madre que me preparara para poder entrar en la Caja de Ahorros de Valencia o como funcionario en algún ministerio o incluso en un ayuntamiento. Pero visto lo visto mi madre me diría ahora que me buscara un enchufe para entrar en Ikea, Zara, Mercadona o Google, si alguien le explicara de qué va eso de internet.

Y la verdad es que lo que está ocurriendo con los puestos de trabajo que IKEA va a crear en Valencia es toda una tesis doctoral sobre el gran cambio que se ha producido en España en los últimos años. Trabajar en una caja ya no es seguro, ni ser funcionarios y menos plantilla de RTVV. Lo público no ofrece ninguna garantía de empleo estable. La crisis se lo está llevando de calle aquí, en Estados Unidos y en la virtuosa Alemania. Los tiempos han cambiado.

Y sin embargo trabajar en IKEA, Zara, Mercadona o Google tiene un atractivo y una solidez como lo era el Corte Inglés en su momento y ahora ya no lo es. 56.000 personas han entrado en la web de Ikea para optar a alguno de los 400 contratos que harán en la tienda de Valencia. ¡¡¡56.000!!! Más que los que hacen unas semanas querían ser celadores de la Seguridad social.

Las madres siempre aciertan con sus propuestas conservadoras. Aunque luego los hijos no les hacemos caso y así nos va. Y por eso huelen que el trabajo está en unas empresas que hace solo unos años no existían y ahora arrasan en los ránkins de beneficios. ¿Quién recuerda cuándo Mercadona era Superette? ¿O cuando nos contaban en España los sucesivos fracasos que sufría IKEA en el norte de Europa en su lucha contra el mueble valenciano?  Ahí está el fracaso de Teyoland para demostrar cómo no se deben hacer las cosas.

Y más. Los que van a trabajar en IKEA, Mercadona y hasta en la Ford de Almusafes aceptan todas las condiciones leoninas que quiera la empresa (el acuerdo sindical en la Ford va más lejos en la productividad, movilidad, etc. que la reforma laboral de Rajoy), mientras en las cajas o los funcionarios siguen con los privilegios (y así les cuesta de mantener los empleos). Pero no importa. 56.000 candidatos (y yo también) queremos trabajar en IKEA Valencia. ¡¡Con lo buenas que están las albóndigas de Ikea!!!

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