Y, sobre todo, Europa

Con frecuencia, hablo con Ramón, el encargado de un parking. Hoy le encuentro feliz. Dice que empiezan a aparecer buenas noticias.Las ventas de la Feria del Libro en Madrid han sido mejores que las del año pasado.  En la primera página de Expansión ha leído que “60 empresas crean este año 25.000 empleos para jóvenes”. Por la radio se entera de que, además, Obama quiere trabajar codo con codo con la Unión Europea. En resumen, que vamos por el buen camino. Y que, a pesar de que es lunes, tiene la sensación de que ya ha llegado el viernes por la noche.

Llego a casa contento. Me preparo un café y, animado por lo que me ha dicho Ramón, empiezo a leer Expansión, porque supongo que hoy viene «estimulante».

No del todo. En la segunda página hay un artículo que se titula «Europa  ralentiza las medidas contra la crisis”. Me parece que a mi querida Europa, esa entidad hacia la que vamos avanzando, y que a mí me gusta tanto, se le puede acusar de muchas cosas, pero no de precipitación, porque los caracoles son el colmo de la rapidez comparados con estos señores.

En la próxima cumbre europea -otra- de finales de Junio, van a hablar de lo que llaman » la unión bancaria», que a mí me sonaba a unión de bancos, o sea, que daba lo mismo tener el dinero en Ontinyent que en Stuttgart. Leo y veo que la cosa es más complicada y que le llaman «unión bancaria» a una combinación de cuatro cosas.

1.     El Mecanismo único europeo de recuperación y resolución de entidades financieras en dificultades. Tenía que estar preparado para el 30 de Junio, pero se retrasará. Ahora viene el verano. Pues ya se sabe. A ver si para Navidad llega el Mecanismo. Si llega a existir antes, le hubiéramos encajado unas cuantas cosas. Quizá por eso lo han retrasado y nos hemos quedado con esas cosas y las queremos vender y no se las colocamos a nadie.

2.     La supervisión de los grandes bancos comunitarios por el BCE. Lo que pasa es que el BCE no quiere asumir nada hasta que se realice un análisis profundo de los balances de esos bancos, unos 200 (yo no sabía que había tantos). O sea, que hay que analizar 200 Activos, partida por partida, y 200 Pasivos, partida por partida, cosa que me parece muy prudente, y que pensaba que ya se había hecho, pero resulta que no. Lo de los tests de stress, que medían solvencia, liquidez y calidad de los activos, se debió hacer con precipitación. (Para unas cosas, demasiada. Para otras, demasiado poca. Nunca se acierta.)

3.     El Fondo de Garantía de Depósitos único, por el que, repito, el que tiene el dinero en Stuttgart estaría tan protegido como el de Ontinyent. De este Fondo no dicen nada.

4.     Los Eurobonos , que me gustan tanto, y que oficialmente se llaman “mutualización de la deuda”, sin duda para que no lo entendamos. De esto tampoco se sabe nada, aunque Duran Lleida, en La Vanguardia, “propone eurobonos para impulsar la recuperación”.

Pues esto es la famosa «unión bancaria», que nos lleva a mal traer, y  que a mi adorada señora Merkel no le hace demasiada gracia y prefiere esperar.

O sea, que eso de que en los bancos está el problema, que digo tantas veces, lo voy a decir más. Y no porque, a fuerza de repetirlo, una mentira se convierta en verdad, sino para que, a fuerza de repetirlo, todos se enteren de la verdad.

El Ministro Soria dice que la banca española, una vez saneada, “tiene la sagrada obligación” de dar créditos a las pequeñas y medianas empresas.

Totalmente de acuerdo, José Manuel. Pero entiendo que das por supuesto que ya está saneada, y por eso dices lo de “la sagrada obligación”. Lo que pasa es que el BCE quiere comprobarlo otra vez. Hablo de la banca española y de las otras, incluida la alemana, que también puede tener sus pufillos. Aunque dos empleados de un banco alemán, a los que me encontré en una conferencia, me dijeron que ellos estaban de película. Les creí porque tenían aspecto de buenas personas. Pues ya falta un banco menos.

Termino el café, que con esto de la unión bancaria, se me ha quedado frío.

Aunque tengo un sentimiento agridulce, me parece que vamos centrando nuestras preocupaciones en algunos puntos concretos.

1. Los bancos siguen siendo motivo de preocupación. Aquí nos cuentan muchas maravillas y luego, va el BCE y quiere examinar maravilla por maravilla.

2. Estamos de acuerdo en lo del empleo juvenil. Me gustaría mucho que estuviéramos de acuerdo en lo del empleo, sin adjetivo. Porque me preocupa más el otro empleo, el no juvenil, el de los «viejos» de 40 años. Porque pienso que el chaval joven tiene más posibilidades de ganarse la vida,  saliendo de su pueblo o saliendo de España. Y el de 40 años, y ya no digamos el de 50, lo tiene peor. Mucho peor. El joven no puede independizarse. El de 40-50 años no puede volver al hogar paterno, porque sus padres se murieron y porque, si viven, a ver cómo vuelves a vivir con ellos, apareciendo en la puerta de su casa con tu mujer y cuatro hijos.

3. La racionalización de la Administración pública, que Rajoy quiere llevar a Bruselas para que no se empeñen en que subamos el IVA y porque, desde fuera, parece un poco irracional. (Y desde dentro, también).

4. El PP y el PSOE han acordado una posición común ante Europa.

Acabo el café, que se me ha quedado frío. No tengo el teléfono de Ramón. Me gustaría seguir hablando con él.

Yo también estoy contento. Nos vamos enterando de que nuestro futuro -nuestro presente- se llama Europa.

Ya lo he dicho antes, pero, si lo digo otra vez, me quedo más tranquilo:

¡Cuánto me gusta!

 

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