Cómo hemos cambiado, la publicidad del coche ahora y antes

Como si del tema ‘Cómo hemos cambiado’ de ‘Presuntos implicados’ se tratara, la publicidad en el mundo del automóvil ha evolucionado sobremanera desde que éste mecanizó nuestro país en los años sesenta. Han cambiado su técnica audiovisual, iconografía y mensajes, pero siempre han coincidido en situar al vehículo como elemento crucial para conseguir los retos y deseos que ha tenido la población en cada época.
Ver hoy un anuncio de los años cincuenta puede provocar risas y chanzas, pero desde AutoScout24, consultora experta en automoción e Internet, se recuerda que tenían un gran poder de convicción. Mediante imágenes sencillas presentaban momentos de la vida cotidiana, y sus consiguientes problemas, a los que daban solución; pero sobre todo presentaban oportunidades que anhelaba la población de aquel entonces como viajar, ir al campo o experimentar sensaciones nuevas.

De esta manera se pudo ver al Renault 4 a toda velocidad por caminos y vadeando ríos porque era “El coche todo ventajas”, al Seat 127 dando saltos por el campo entre bombas porque era “Para la guerra de todos los días” (ver aquí), a un Citroën GS circulando y zigzagueando conos a tres ruedas porque “Empieza donde otros acaban” (ver aquí), una furgoneta Ebro bajando escaleras porque “procede del camión” (ver aquí), aunque es más ágil y rápida; un coche que “parece nuevo” tras aplicar cera “Rally”; o un coche que se queda tirado en la carretera y con toda la familia porque lleva un “aceite cualquiera” y no Repsol.

También se realzaban sus cualidades como el Citroën Dyane 6, “el coche para gente encantadora” (ver aquí), donde el único defecto era viajar con la suegra —que termina amordazada y maniatada—, o el increíble espacio interior del Mini (ver aquí) utilizado para transporte escolar alojando a un gran número de niños, delante y detrás, sin cinturón de seguridad, ni sillitas de retención infantil.

El ahora es diferente

Hemos superado épocas donde se realzó su origen como “los japoneses” (ver aquí) o  “tecnología alemana”); novedades mecánicas como la quinta marcha o el ABS; la inclusión de regalos como el aire acondicionado, donde niños convencían de las facilidades de financiación; nos han preguntado si nos gusta conducir (ver aquí) o dormir cinco minutos más; y han prometido imposibles como la luna (ver aquí) o el Ziritione.

Ahora, consabido el buen rendimiento tecnológico de todos los vehículos, se pone el foco en el elemento diferenciador. Tenemos coches que aparcan en la cornisa de un edificio sin intervención del conductor (Ford Focus), frenan de forma independiente (VW Golf), avisan de la presencia de ciclistas (Volvo), encienden las luces cuando se acerca una persona (VW Passat) o incluso directamente destacan el regalo que te hacen por comprarlo (Renault Megane y una Tablet Vexia).

La publicidad de hoy busca que el conductor tenga un coche exclusivo, al menos comparado con sus allegados, por lo que en cincuenta años hemos pasado de unos anuncios donde se destacaba el rendimiento a otra de sensaciones y comodidades. Ya no son situaciones de la vida cotidiana, ahora son momentos soñados, muy alejados de nuestra rutina. Y por supuesto, han sabido recoger y aplicar las mejoras técnicas del cine para llevar a la pequeña pantalla los mejores efectos especiales y golpes de música. Un antes y un ahora para recordar. Si quieres ver un vídeo recopilatorio de publicidad “vintage” de automóviles haz clic aquí.

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