El 36% de los jóvenes afirma haber conducido ebrio en los últimos seis meses

El 36% de los jóvenes afirma haber conducido ebrio en los últimos seis meses

Estos datos contrastan significativamente con el rechazo generalizado que muestran los jóvenes respecto a las actitudes imprudentes al volante, así como con la conciencia que aseguran tener del peligro. Así, siete de cada diez jóvenes se declaran “buen conductor” y seis de cada diez se declara “mejores” o “mucho mejores” que el resto de conductores.  Los adjetivos más empleados para calificar sus estilos de conducción son “tranquilos” (48,2%), “hábiles” (43,9%) y “respetuosos” (41,4%).

Vemos, de este modo, como la teoría dista del comportamiento real al volante y, a pesar de que la postura oficial que muestran es la de descartar absolutamente los comportamientos arriesgados, muy sancionados en los social, administrativo y penal, la realidad difiere bastante.

Así lo refleja el informe “Conducción y drogas. Factores subyacentes a los comportamientos de riesgos”, presentado esta mañana por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y Fundación MAPFRE, con el objetivo de analizar de forma detallada y cuantificable lo que los jóvenes piensan y perciben acerca de los riesgos asociados a la conducción. El estudio es el resultado de cerca de 1.000 encuestas realizadas a jóvenes españoles de entre 16 y 30 años, estructuradas en tres grupos de edad: de 16 a 19 años, de 21 a 24 y de 27 a 30.

El informe hace hincapié, además, en cómo una parte de los jóvenes relativiza el consumo de alcohol como factor de alto riesgo: un 13,6% cree que esta sustancia “siempre aumenta algo” el riesgo. También subyace la idea de que los amigos ven normal que se beba o se consuma drogas aunque se tenga que conducir (17,5%); así como la actitud de minorías muy significativas que “saben” lo que pueden consumir, se muestran seguros de sus límites, conocen cómo contrarrestar los efectos y creen que, por ello, no tienen que acudir a la abstención absoluta.

En este sentido, el estudio indica que el 42,1% de los jóvenes que beben alcohol a diario y el 14,9% de los que lo hacen frecuentemente consideran que el riesgo de sufrir un accidente se incrementa “dependiendo de la cantidad” o “apenas aumenta”. Con respecto a los consumidores de cannabis, esa misma percepción se produce en el 42,9% de los que consumen frecuentemente y en el 26,7% de los que lo hacen a diario.

El informe ha sido presentado por Eusebio Megías, director técnico de la FAD; y Jesús Monclús, director de Fundación MAPFRE. También han participado en la presentación María Seguí y Bartolomé Vargas, directora de la Dirección General de Tráfico y fiscal de la Sala de Seguridad Vial, respectivamente.

En su intervención, Eusebio Megías ha subrayado cómo los comportamientos de riesgo que persisten en torno a las drogas y la conducción, “aunque minoritarios, son muy significativos”. Según ha señalado, “amplias minorías confían sobre todo en la habilidad como garante de la seguridad (casi el 50%), porcentajes muy significativos infravaloran las normas frente a la pericia (48%), y entre cuatro y cinco de cada diez jóvenes creen que el riesgo depende de los demás o de circunstancias externas”. De ahí la necesidad, ha concluido, de “trabajar con los jóvenes desde un enfoque preventivo con el fin de anticiparnos a conductas que lamentablemente siguen presentes y que son las que correlacionan el consumo de alcohol y drogas con la conducción”.

Jesús Monclús, por su parte, ha destacado la importancia de la divulgación de la prevención y la educación en la escuela como “el primer paso para seguir avanzando en la prevención de los accidentes”. Una opción que coincide con la que destacan actualmente siete de cada diez jóvenes, que consideran que un buen conductor se caracteriza por ser “prudente” (35,9%), por “respetar las normas y señales” (31,4%) y por “saber adaptarse a las circunstancias de la vía y del tráfico” (29,7%). 

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