Durante la larga historia de BMW ha habido modelos que se han quedado clavados en la retina gracias a su espectacular belleza. Uno de estos coches inolvidables es sin duda el BMW 507, un deportivo biplaza que a mediados de los 50 estableció la referencia en diseño y elegancia. Fue diseñado por Albrecht Goertz y la mayor parte del trabajo se realizó manualmente.
El BMW 507 emocionó a prensa y público. No sólo su diseño exterior fascinó, con su elegante silueta y amplio capó. También su interior, con un motor V8 de aluminio de 3,2 litros, 150 CV, y una velocidad máxima de 220 km/h. Posteriormente BMW ofrecería una versión mejorada de forma opcional con una potencia de 165 CV.
Del BMW 507 solo se fabricaron 251 unidades entre 1956 y 1959, fue una joya de la automoción que solo unos pocos privilegiados pudieron disfrutar. Uno de esos afortunados fue ni más ni menos que el Rey del Rock & Roll, el mismísimo Elvis Presley. Mito e icono guardan una historia a la par que emocionante, misteriosa.
A finales de 1957, un BMW 507 con número de bastidor 70.079 salía de fábrica. Los ingenieros de BMW lo matricularon con la placa M-JX 800. Este BMW 507 se expuso en el Salón de Frankfurt y compitió a los mandos del piloto Hans Stuck que ganó la carrera de de Schauinsland el 27 de junio de 1958. Este 507, también sirvió como vehículo promocional para BMW. Se prestó a Baviera Filmstudios para la comedia musical ‘Hula Hopp Conny’, y Hans Stuck además, demostró a celebridades el funcionamiento de este Roadster.
Por aquel entonces, un jovencísimo Elvis Presley viajaba hasta Alemania para cumplir con el servicio militar. Quizá enamorado de la belleza de este deportivo, decidió comprarlo en 1958, fue el mismo vehículo que había conducido Hans Stuck, era el BMW 507 mejor conservado de BMW.
Aunque el coche era blanco, Elvis decidió pintarlo de rojo para evitar que se estropeara, ya que las fans besaban la carrocería con pintalabios rojo.
El enigma siempre ha estado presente en la historia del 507 de Elvis. Al finalizar el servicio militar, Elvis volvió a Estados Unidos y se cree que se llevó con él el coche, porque nunca regresó a BMW, pero esta teoría nunca se ha confirmado. También se dice que Elvis regaló el coche a la actriz Ursula Andress en 1963, pero el secreto se mantiene, y solo ella misma sabe cómo adquirió ese coche.
La pista del coche se perdió hasta 1962 cuando un distribuidor neoyorkino de Chrysler se lo vendió al músico Tommy Charles que se lo llevó a Alabama.
En 1968, el ingeniero John Castor lo compró con el fin de restaurarlo, pero lo depositó en una nave y allí ha permanecido hasta 2014, cuando lo encontraron bajo una lona.
En 1997, la empresa Barrett-Jackson subastó un BMW 507 por 350.000 dólares argumentando que había pertenecido a Elvis Presley, pero este coche llevaba el número de serie 70.192.
Antes de la laboriosa restauración del BMW 507 de Elvis, se expuso en el Museo BMW en Múnich.
Una apasionante historia de un coche legendario que perteneció a una de las grandes estrellas de la música, su descubrimiento fue algo parecido al ‘santo grial’ según cuentan en BMW Classic.