En un mundo cada vez más tecnológico tanto fuera como dentro del vehículo, es lógico que los fabricantes de dispositivos intenten cubrir el mayor nicho de mercado posible, sobre todo con las casi infinitas posibilidades de los smartphones que forman una parte imprescindible de nuestras vidas. La última en llegar es el gigante Google con sus Google Glass, las gafas de realidad aumentada, que se muestran como una opción muy interesante de ayuda a la conducción.
Al volante, dos son los problemas que nos encontramos: por un lado el exceso de información sobre la que nuestro cerebro debe decidir qué es o no importante, evitando distracciones como puede ser el teléfono, los navegadores y otros dispositivos que tenemos dentro del vehículo; y por otro apartar los ojos de la carretera.
Por ello los fabricantes intentan en muchos casos mostrar la información más esencial de forma que no tengamos que desviar la mirada, como en los HUD o Head Up Display, que nos proyectan información en el parabrisas. Pero, ¿y si dispusiésemos de un equipo que hiciese esto y que además aceptase órdenes por voz?
Esta es la idea que barajan los desarrolladores de aplicaciones para las Goolge Glass ya que, pueden mostrarnos la información que requerimos sin que nuestra atención en la carretera se vea comprometida. Claro está, siempre y cuando seamos conscientes de que debe ser algo que nos ayude y no que nos comprometa.
Pensemos en la información del navegador, responder y llamar por teléfono o incluso, si somos un repartidor, poder recibir información sobre un cambio en el programa del día y todo ello sin apartar las manos del volante, pudiendo aceptar las tareas o solicitar otras mediante nuestra voz.
La línea entre lo seguro y no seguro puede ser muy fina, pero es cuestión de realizar pruebas en circuito cerrado, monitorizando los conductores y el flujo de información que pueden procesar sin que esta entorpezca la principal tarea, que es conducir con seguridad.