No te quedes frío con alguno de estos errores en el mantenimiento invernal

Hoy os cuento un problema que tuve el último 31 de diciembre, posiblemente el peor momento del año que puedes imaginar para tener un problema con el coche.  Durante ese invierno, la batería del coche había empezado a dar señales de fatiga, porque al dar contacto se mostraba perezosa, las luces empezaban a temblar, cada vez costaba más… y cada día me decía “mañana lo voy a ver”.

Hasta que llegó el 31 de diciembre, fecha en la que trabajaba en casa, y mi familia estaba en el pueblo, a media hora de camino. Me disponía a terminar el año laboral y poner rumbo al descanso, y la comida… y la batería no respondió más. Me quedé tirado unas horas en las que no solo no comí, sino que estuve rumiando entre dientes cuatro cosas que me tenía que haber dicho antes. Para que no te pase algo similar, y porque estas cosas suceden siempre en el peor momento imaginable, toma nota.

Revisa la batería, comprueba que tiene vida suficiente

No dejes de lado cualquier pequeño aviso de la batería sobre que le queda poca vida, o que hay que echarle un buen vistazo. Incluso puedes medir tú mismo la carga disponible en cualquier momento, pero lo más normal es que la batería vaya avisando con tiempo. Acudir al taller a que verifiquen que la batería goza de buena salud no nos cuesta nada al empezar el invierno. También, por si acaso, no está de más llevar pinzas, por si tienes que pedir ayuda y el otro conductor no las tiene…

Visibilidad a prueba de inviernos

Que nos vean, y que veamos perfectamente es la máxima que no debes olvidar en invierno. Menos horas de sol y condiciones de mala visibilidad por culpa del tiempo atmosférico hacen que sea vital realizar un tour por nuestro coche: sistema de luces en perfecto estado, escobillas limpiaparabrisas nuevas (o, al menos, como nuevas, pero tras el verano conviene examinarlas a fondo), cristales limpios por dentro y por fuera (y, a poder ser, con una capa de antivaho). Esto es básico, no lo dejes pasar.

Neumáticos perfectos

Con la llegada del hielo, nieve, lluvia y frío, los neumáticos son más importantes, si caben, para garantizar nuestra estabilidad, una buena capacidad de frenado y permitir la capacidad de maniobra sin problemas. Todo eso significa que los neumáticos más nuevos serán mejores en invierno (y los neumáticos de invierno, donde se justifique su uso, mejores aún). Lo que sucede es que si no tenemos las presiones perfectamente reguladas, tener el mejor neumático del mundo no sirve para nada. Revisa tus presiones todo el año, pero en invierno todavía con más razón.

Coche limpio para combatir la corrosión

Básicamente, la sal de las carreteras impide que se mantengan las placas de hielo en el tiempo, pero impregna los bajos y parte de la carrocería de nuestro coche, incluso pueden afectar a parte del sistema de frenos. Mantener el coche limpio en invierno es sinónimo de minimizar los efectos corrosivos de la sal, pero también de otros elementos, como por ejemplo las hojas que caen de los árboles (aunque eso es más válido en otoño), o el barro que se incrusta y que no deja de ser un elemento que proporciona humedad constante, durante más tiempo que el agua por sí misma.

Anticongelante. Sin más.

El anticongelante es nuestro amigo, y aparte de servir para que el motor del coche no se funda (porque está mezclado en el refrigerante del motor) por obstrucciones en el circuito de refrigeración, nos sirve para que el líquido limpiaparabrisas no se congele en los conductos, o lo que es peor, sobre el propio parabrisas al limpiar.

No esperes más para realizar el mantenimiento preventivo de tu coche para el invierno, te puedes llevar desagradables sorpresas en el peor momento. Vía http://blog.citroen.es/

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