Seguro que te suena este extranjerismo que alude a una forma de alquiler a largo plazo, en cuya cuota mensual están incluidas el seguro, los impuestos de turno o las revisiones. Se trata de una opción a tener en cuenta si quieres agrupar todos los gastos en un único pago, además de que te sirve para cambiar de vehículo cada año si así lo acuerdas con la empresa de turno y con la que no pierdes dinero por la devaluación.
Durante 2014, de los previsiblemente más de 800.000 coches que se van a matricular, uno de cada ocho lo ha hecho una empresa de renting, tal y como se desprenden de los últimos datos de este sector. Efectivamente, esta solución de alquiler a largo plazo va ganando poco a poco terreno, una vez superados los problemas de la crisis y ampliado el mercado no sólo a los profesionales, sino también a los particulares. Porque sí: no sólo los autónomos pueden firmar un contrato de renting, sino que cualquiera está en su derecho de hacerlo, aunque no podrá tener ciertas ventajas fiscales. Nos referimos a que un profesional o una empresa se deducen los gastos en sus declaraciones de IVA (aunque hay grados para ello). Pero conozcamos más a fondo el renting para saber si te interesa o no.
-Tipo de contrato: independientemente de la compañía con la que se establezca el acuerdo (específicas del sector como ALD, Arval o Northgate; procedentes de bancos como Santander, IberCaja o La Caixa o de las propias firmas de automóviles, como Audi, Jaguar o Seat), el cliente acordará la cesión de un automóvil determinado durante un plazo que oscila normalmente entre uno y cinco años, aunque también se establece el kilometraje anual. Si deseas romper el contrato, habrá que abonar una cuantía por penalización, al estilo de una compañía de telecomunicaciones, como también si te has pasado del kilometraje pactado o has decido cambiar algo en el coche sin su permiso (por ejemplo, unas llantas de mayor tamaño o añadir algún spoiler).
-¿Qué incluye? En la cuota mensual acordada (acuérdate de saber si tiene ya el IVA incluido o no), se abarca el propio gasto por el uso del coche así como los impuestos de rigor (el de matriculación si hubiera y el de circulación), el mantenimiento (por los periodos establecidos por el fabricante), las reparaciones por defectos de fábrica (quedan al margen las de mal uso) y el seguro (suelen ser pólizas a todo riegos). Por el contrario, la gasolina y las multas quedan al margen, corriendo el cliente con estos gastos.
-¿Me lo puedo quedar? La cuota mensual no es de un pago a plazos, sino por uso. Bien es cierto que una vez vaya a finalizar el contrato, puedes hablar con la empresa de renting para ver a qué precio te deja ese vehículo que has estado conduciendo. Y es que a los coches de renting les queda una segunda vida cuando se venden como automóviles de ocasión. Los expertos consultados por Autoscout24 nos confirman que son turismos como una vida corta pero muy intensa (lo normal es que en temporadas de cuatro años, estos coches se entreguen con entre 100.000 y 200.000 kilómetros) y un precio de venta muy reducido, sin olvidar que siempre han tenido sus revisiones oficiales. Vía Autoscout